Finalizado el primer acto del debate de investidura de Alberto Nuñez Feijoo, el PSOE se ha dedicado a propagar el mensaje por boca de su portavoz a tiempo parcial, Patxi López, que Núñez Feijoo le ha hecho perder el tiempo al país. El sentido que tiene de la democracia y de la función de la institución del parlamento el portavoz socialista que y ha acreditado en alguna comparecencia, es radicalmente pedestre. El parlamento es la institución donde los políticos deben presentar sus distintos programas y proyectos y el debate servir al fin de obtener el mejor resultado para el Estado y los ciudadanos que son los destinatarios.
No se recuerda lo suficiente que los diputados y senadores no están vinculados por el mandato imperativo con sus electores y tampoco, evidentemente, con la posición de su grupo parlamentario en las votaciones. La disciplina de voto ha convertido los partidos políticos en organizaciones cerradas, en los que la función de muchos no pasa de apretar el botón para votar y no equivocarse.
Esta realidad que, sin embargo, está matizada en los parlamentos de Inglaterra y de Estados Unidos, tiene su anclaje en un sistema electoral controlado por las direcciones del partido que son quienes exigen estricta disciplina y menosprecian desde el día después a los electores hasta la nueva convocatoria.
El PSOE y su líder, presidente en funciones, ha hecho todo lo posible en el debate de investidura para alejar de la política aun mas a los ciudadanos, con su actitud peripatética y su risa forzada en el escaño.
Hay que recordar a Albert Rivera y el calificativo que le dedicó a Sanchez en sesión parlamentaria: la banda. Y como toda banda que se precie ya tiene dos matones que se reparten el tiempo de las actuaciones.
El pronóstico de lo que va a suceder a partir de ahora, la segunda investidura, la de Pedro Sánchez, no se va a resolver en pocos días. Después del pleno han circulado desde Moncloa que la noticia que su objetivo es estar investido como presidente el 31 de octubre, día de la jura de la Princesa de Asturias.
Los secesionistas catalanes y Bildu no parece que tengan tanta prisa y no van a perder la oportunidad de aguar la normalidad constitucional el día de la jura de la Princesa.
Por su parte, los vascos del PNV que se han quedado desplazados a un segundo plano, saben que no pueden tirar demasiado de la piñata independentista que ha organizado Sánchez. Un modelo radicalmente rupturista como el de Puigdemont y ERC, desmoronaría la economía vasca. Iberdrola y el BBVA no tardarían mucho tiempo en llevarse el domicilio social fuera del País Vasco, como ha sucedido en Cataluña con Caixabank y Banco de Sabadell que tienen hoy en Valencia y en Alicante sus sedes.
Es obvio que el calendario de la subasta de investidura y las posturas de Puigdemont y ERC permiten agotar el plazo de la investidura de Sánchez, en segunda votación, hasta el viernes 24 de noviembre. Durante esas semanas nada impide que Sumar, Yolanda 15, presente una proposición de ley en el Congreso con el texto de la amnistía para su toma en consideración y dar garantías Puigdemont y Oriol Junqueras.
El día de cierre de la subasta y el consabido, a la una, a las dos y a las tres, ¡adjudicado a Pedro Sánchez!, no tiene por qué adelantarse, ya que el precio de la cotización del voto de los secesionistas ira subiendo a medida que se acerca la fecha de caducidad del 27 de noviembre que determina una segunda convocatoria electoral.
En la sesión del parlamento catalán coincidente con la sesión del Congreso, las dos caras del independentismo han acabado a la gresca, con Salvador Illa intentando separarlos para que no llegaran a las manos: que en unas segundas elecciones puede salir la mayoría absoluta del PP y Vox.
Si se chantajea, cuando la otra parte está abierta en canal, se hace bien y a tope. Y no pierdan de vista a Irene Montero y Ione Belarra. Dos mujeres y un destino.