Es incógnita indescifrable lo que pasó por la mente del madridista Nacho para hacer la entrada con la que mandó al hospital a Portu, jugador del Girona. Se estaban jugando los minutos de prolongación, el Madrid ganaba por 0-3 y se había convertido de nuevo en firme líder. De pronto, Nacho, que solamente había sido expulsado en dos ocasiones anteriores y por ello no tenía fama de jugador de acciones violentas, de leñero, al estilo que hemos visto en otros colegas suyos, quiso cortar el avance del equipo de Montilivi con una entrada próxima a, daño irreparable y el adversario fue retirado en camilla y los médicos del club decidieron que lo prudente era llevarlo al hospital.
Afortunadamente, no se dictaminó rotura alguna, pero se quedó a la espera de ver la evolución de la lesión. Pasó la noche en casa y despertó con el tobillo muy hinchado. Los médicos están pendientes del maléolo. Lo que pudo ser auténtica tragedia futbolística no llegó a tal extremo. Lo que ocurrió después necesita explicación. De una parte se afirma que Nacho acudió a disculparse y sin embargo, hay otros presentes cuya versión es que fue a reprocharle que se había tirado. Ello trajo a continuaron un pequeño rifirrafe que tampoco llegó a mayores. Lo que fue hasta ese momento tarde plácida y sobre todo para el Madrid, que tras el arreón del comienzo del equipo local se hizo con el mando y los goles, Y para mayor satisfacción volvió a marcar Bellingham, que se ha convertido en indispensable ante la portería contraria y del que se depende para triunfos necesarios. De nuevo volvió a marcar Joselu, delantero que tendrá que pasar por el diario examen de los seguidores madridistas que no acaban de ver en él al delantero galáctico. Y su eficacia lo acabara confirmando.
Posdata. Sergio Ramos volvió a enfrentarse al Barcelona y antes del partido dijo que lo que más deseaba era marcar un gol. Lo hizo, pero en propia puerta. Esta vez su calidad no estuvo acompañada de la fortuna.