Las palabras de la hojarasca

Recolecto las palabras de las hojas, mientras caen a cámara lenta de las ramas.

Está bonito este otoño.

O al menos el que veo ahora mismo por mi ventana, rojo, anaranjado, amarillo, verde y castaño.

Ese último verde entreverado de otros tonos, como el amarillo en las hayas, hace que aún destaquen más las tonalidades otoñales.

Es precioso.

Me quedo asombrada con la belleza de la luz que dan estos árboles.

Se diría que desprenden el sol que les hizo crecer en verano.

Hay algo muy luminoso en la oscuridad de los días entre las copas de los árboles vestidos de otoño.

El suelo, se alfombra también de luces anaranjadas, como lunas caídas.

Y la forma que dejan, de sombra que ya no es nada, alfombrando el suelo tras haber detenido el sol del cielo, me parecen maravillosas.

Hoja a hoja, sin moverse del lugar, con las ramas, pinceles a distancia, que ni siquiera tocan la tierra, dibujan y llenan de color la hierba hasta dejar caer un mar de hojas.

Entre ellas, me gusta caminar, escuchar el sonido que hacen los pasos entre la hojarasca.

Ese sonido tiene un nombre: hojarasqueo.

También charabasqueo.

En el libro “Vocabulario Extremeño” del “Centro de Estudios Extremeños”, en el capítulo del “Arbolado, sus productos y residuos” figura el término de charabasca.

Charabasca:

f. Hojas secas, ramas menudas, puntas de leña seca. (Badajoz). “Todo el terreno está cubierto de charabasca”.

Es curioso porque, si bien no figura “charabasca” en el DRAE, sí aparece un término similar, pero referido al fuego que origina ese montón de hojas y ramitas secas: la chamarasca.

chamarasca:

1.    f. Leña menuda, hojas y palillos delgados que, dándoles fuego, levantan mucha llama sin consistencia ni duración.

2.    f. Llama que levanta la chamarasca.

Pero, aunque la chamarasca no tiene verbo, sin embargo, sí, y muy hermoso, lo tiene la “charabasca”: charabasquear.

También recogido por el “Vocabulario Extremeño”:

Charabasquear, int. Hacer ruido en las charabascas, por el viento, o por las pisadas. “Ya viene. Se le oye charabasqueá”. (Badajoz).

Así que ya tenemos nombre para eso que nos encanta, charabasquear, entre las hojas, como chapotear en los charcos, lo cual no es sólo ya que nos devuelva a la infancia, sino a un sonido que se viene produciendo a lo largo de los siglos y que nos maravilla, como el crepitar del fuego, porque intuimos que en esos sonidos de agua, de fuego y de hoja, nos reencontramos con toda la Humanidad desde el principio de los tiempos, personas que habitaron la Tierra escuchando lo mismo, igual que todavía hoy nosotros, el murmullo de la hojarasca entre los pasos.

Por eso, estos nombres, no pueden perderse.

Porque, quien los denominó, no sólo dio con una onomatopeya maravillosa, sino que además le otorgó el valor de ser un verbo de aviso, de prevención, por el sonido de las hojas caídas del árbol alertando que alguien, que se esperaba, estaba ya acercándose: “Ya viene. Se le oye charabasqueá”.

No es el único término que he encontrado, gracias a la colaboración, todo hay que decirlo, de las personas que leyeron en Twitter, hoy X, en mi cuenta de @aceytuno, la pregunta que lancé al aire hace unos días:

“¿Recibirá algún nombre el sonido de los pasos entre la hojarasca?”

Para mi sorpresa, leyeron la pregunta más de cien mil personas, y recibí 89 respuestas.

No todas eran válidas, por supuesto; pero, apartando la hojarasca, encontré varios tesoros, como el de la charabasca.

También en el “Léxico Leonés Actual (LLA)” de la profesora y lexicógrafa franco-leonesa Janick Le Men, pude leer que aparecía otro término menos sonoro, pero igual de hermoso: hojarasquear:

hojarasquear

(hojarasquiar)

1.    Revolver, no parar de hacer cosas.

Derivado de hojarasca, derivado a su vez de hoja (DECH, s.v. hoja). No figura en el DRAE.

Elijan el verbo que más les guste: hojarasquear o charabasquear.

Pero no dejen de hacerlo.

Paseen entre las hojas, ahora que los árboles, y la gravedad, las han puesto a nuestros pies, para que las oigamos al pisar.

Y al pasar.

Sobre el autor de esta publicación

Mónica Fernández-Aceytuno

Nace el 4 de mayo de 1961 en Villa Cisneros (Sáhara Español).

Licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid se dedica desde 1991 a la divulgación de la Naturaleza en la prensa por lo que obtiene en el año 2003 el Premio Nacional de Medio Ambiente “Félix Rodríguez de la Fuente de Conservación de la Naturaleza” por su labor de difusión, y en el año 2007 el Premio Literario Jaime de Foxá.

El dos de octubre de 2008, se le entrega la Medalla de Honor del Colegio de Ingenieros de Montes al Mérito Profesional por su actividad en la prensa y en Internet.

Es columnista de ABC desde 1997, y colabora asiduamente en el suplemento NATURAL de ABC.

En 2007 funda el portal de la Naturaleza www.aceytuno.com, del cual es editora.