La selección española se ha abonado a las goleadas. Lo hizo en Georgia donde marcó siete y lo hizo en Granada donde sumó la media docena. Luis de la Fuente volvió a confiar en los suyos y como en la jornada anterior hizo los cambios que justificaron sobradamente sus decisiones. Sacó al campo a Ferrán Torres y marcó dos goles, dio paso a Joselu y se hizo con una diana, recurrió al villarrealense, Alex Baena, y en su debut se anotó su primer tanto. En la primera mitad, la Roja se distinguió por sus penetraciones por la zona izquierda y en la segunda apareció Carvajal con la misión que había tenido Lamine y dos de sus centros fueron aprovechados para marcar. Contra Chipre murió futbolísticamente Javier Clemente y contra Chipre se ha asentado De la Fuente.
Llevar el balón por las bandas y centrar al área en busca del rematador es futbol antiguo, pero me parece eficaz. Lo difícil en estos tiempos es contar con jugadores que lleven el contragolpe junto a las líneas de banda para abrir la defensa contraria. Es función propia de auténticos especialistas. Ahora, todos los chavales que empiezan quieren ser centrocampistas o lo peor es eso que se llama mediopunta cuando lo importante es que las puntas estén enteras. La ausencia de este tipo de futbolistas ha obligado a inventar lo de los defensas carrileros. A falta de extremos se pide que esta labor la hagan los defensa laterales con ambición atacante. España tiene la suerte de contar con Lamine Yamal y Nico Williams, dos jugadores con llevan en el alma el espíritu de la vieja tradición de los grandes mitos como fueron Gorostiza, Gaínza, Basora, Ufarte y el excepcional Gento, por decir unos nombres. Con ellos, el ataque español fue constante y repetitivo en los lanzamientos de córner con los que se defendieron los chipriotas. Con ambos extremos, apoyado el de San Mamés por Gayá, que es lateral propenso a llegar al área contraria y Lamine, que trata de inventar en cada jugada, las ocasiones de gol fueron suficientes para con más fortuna haber conseguido otra goleada en medio tiempo. Pero llegó en el segundo. Sólo hubo dos goles en la primera mitad con remates de Gavi y Mikel Merino y un tanto anulado a Morata que presentó su cabeza en varias ocasiones. En los saques de esquina también alcanzaron el cabezazo a puerta lo centrales Laporte y Le Normand.
Con Gayá encontró Nico la pareja de baile. El pase profundo del defensa lo alcanzó el bilbaíno en rapidísima carrera y su centro lo encontró Gavi en certero remate. Fue un tanto de los que se pueden guardar en la memoria. Pocos toques, mucha rapidez y solución final sorprendente. Nico, en los últimos instantes de la primera mitad se lesionó en abductor y se tuvo que retirar. Yeremi Pino le sustituyó.
Pese a los cambios, el equipo se pareció mucho desde el comienzo al final, Hay varios futbolistas a quienes se puede considerar titulares y, sin embargo, quienes salen después merecen los mismos o parecidos elogios.
Tras la derrota ante Escocia la clasificación ha mejorado con tres victorias. La Roja es capaz de pasar del cielo al infierno y por lo que hemos visto en sus últimas actuaciones no está en el limbo. Merece confianza y no sólo por los trece goles en dos días, sino porque se le adivinan posibilidades para llegar al futuro que se pretende con muchas garantías.