Esta Yolanda Díaz, que se ha inventado Tezanos con la misma cara dura con la que se inventó la victoria del PSOE en estas elecciones del 28-M, no deja se asombrarnos.
Y ahora tras su batacazo en Barcelona, Valencia y Madrid donde acudió a hacer campaña y se estrelló, ha dicho sin inmutarse y con la simpleza que le caracteriza que a partir de ahora ‘hay que hacer las cosas de otra manera, sin distracciones’.
‘¿Sin distracciones?’. Pero ¿qué es eso que la distrae tanto y que, antes de empezar su andadura política con Sumar, ya le ha granjeado una primera derrota en los comicios del 28-M? No se sabe, pero algo hay que distrae a Yolanda y que convendría controlar.
No vaya a ser que en una de estas pida un puesto en las listas del PP como lo intentó la pobre Villacís, que en la noche de marras en la que se murió Cs dijo que a ella le tocaba hacer ‘el discurso más difícil de su vida’, como si ella hubiera pronunciado un discurso político en alguna ocasión.
El que no su aburre es el padrino de Yolanda, Pablo Iglesias que va pidiendo para las elecciones del 23-J una súper coalición de PSOE y Podemos -una especie de Frente Populista- para ver si de una vez por todas los barones y dirigentes del PP se encabritan y firman un manifiesto pidiendo que Emiliano García-Page sea el candidato y la cabeza de cartel del PSOE en la nueva y adelantada cita electoral del 23-J.
Pero la cultura del partido, cuando vienen curvas, es la de aguantar como se aguantaron con Filesa o los crímenes del GAL, cuando Felipe González, otro que tal calla, decía aquello de ‘ahora lo que toca es la militancia pura y dura, ¡la piña!’.
Pues eso, después de la piñata del 28-M ahora toca la piña del partido y el que no esté contento ya sabe lo que tiene que hacer. Como Vara que ya ha pedido su reingreso como médico forense, imaginamos que para hacerle la autopsia a Cs y, si se tuercen las cosas el 23-J, también al PSOE.
Al que Sánchez pretende empujar para que levante el vuelo, cuál Ave Fénix, en pos de un nuevo vuelco electoral en tan solo cincuenta días y cuando los españoles ya están hartos y aburridos de tanta campaña electoral. La que a partir de ahora se reducirá a dos advertencias. La del PSOE: que viene Vox; y la del PP: que viene Bildu. Y poco más.