Buen partido de Copa entre el Madrid y el Atlético en el Bernabéu y lo de siempre: se adelanta el Atlético con un excelente primer tiempo y gol en un remate de Morata. Y el Madrid en un segundo tiempo espectacular logra el empate con golazo de Rodrigo tras driblar a tres defensas.
Y entonces empieza a vislumbrarse la tragedia con la expulsión de Savic que deja a los atléticos con 10 en una agónica prórroga. Donde el Madrid regresa a la épica de las remontadas del Bernabéu y marca Benzemá (2-1) en la primera parte de la prolongación del encuentro y, finalmente, cierra el partido Vinicius con el 3-1 en el último minuto.
Esto de la magia del Bernabéu en favor del Madrid y la derrota del Atlético en el tramo final de un partido ya lo hemos visto otras veces. Como también vimos los débiles arranques del equipo blanco en estos partidos decisivos y su capacidad de remontar la adversidad.
Y todo ello cuando el Madrid venía de perder la Supercopa frente al Barça en Arabia y el Atlético va a remolque en la Liga, lo que anuncia dificultades para Simeone y Ancelotti, el que ahora tiene por delante la eliminatoria de la Champion y las semifinales de la Copa del Rey.
Y a sabiendas ambos entrenadores que deben de reforzar sus equipos para lo que queda de temporada en un mercado de invierno donde son escasas las oportunidades. Especialmente para contratar a alguien que sustituya a Joao Felix en el ataque del Atlético y a alguien que acompañe a Benzemá en la punta del Madrid.
Y dicho esto hay que reconocer el esfuerzo y la calidad de ambos equipos en el partido de ayer con un empate justo al término de los 90 minutos y un desenlace también justo, en la prórroga a favor del trepidante Real Madrid.
Y cada equipo y sus entrenadores, con sus estilos tradicionales, y a buen seguro conscientes de que tienen mucho que mejorar y reforzar sus dos equipos y no solo para competir en España sino y sobre todo para estar al nivel de los grandes de Europa y de la escena internacional.
Porque se ven en ambos conjuntos, y en Simeone y Ancelotti, un cansancio y cierto agotamiento. Aunque en la espectacular batalla deportiva de ayer en los cuartos de la Copa del Rey ambos conjuntos y sus entrenadores dieron la impresión de estar en un altísimo nivel.