Licencias de apertura en precario

El alcalde de Murcia, Josñe Ballesta, abatido frente a una de las discotecas afectadas en la zona de Las Atalayas.

EUROPA PRESSEl alcalde de Murcia, Josñe Ballesta, abatido frente a una de las discotecas afectadas en la zona de Las Atalayas.

El alcalde de Madrid ha puesto las barbas a remojar y requiere a sus servicios una revisión exhaustiva de licencias en precario o suspendidas o no autorizadas de espacios de ocio. La tragedia de las discotecas murcianas acredita que la operatividad de las licencias de apertura o de funcionamiento y demás reglamentaciones de control de espacios públicos funciona entre regular y mal.

Cualquiera con experiencia en gestión de licencias sabe de lo complejo que es el proceso; de la dificultad a la hora de cumplir todos los requisitos y de la manga ancha que practican muchos ayuntamientos para no frenar la actividad mercantil.

El caso de Murcia demuestra que la coordinación de la administración es muy deficiente. Mientras que urbanismo ordena la paralización de la actividad, sanidad verifica que se cumplen los requisitos normativos. Los responsables municipales son incapaces de explicar la situación de las discotecas incendiadas y los abogados de éstas se escudan en que se han quemado los documentos.

Al juzgado y a la policía les queda un trabajo minucioso y riguroso para dirimir las responsabilidades por la catástrofe y exigir responsabilidades a los gestores de los locales y a las administraciones públicas por complicidad o falta de diligencia. Es probable que la investigación lleve tiempo, que las habilidades procesales d ellos abogados de las partes dilaten la investigación para ganar tiempo y, de paso, olvido de la tragedia.

La percepción ciudadana apunta a que demasiadas licencias están en precario, en trámite o en suspensión sin ejecutar. Y que no pasa nada… hasta que llega una tragedia y emergen las excusas, las disculpas y el señalamiento de otros responsables. Algunos argumentan que las administraciones, a todos los niveles, disponen de pocos recursos técnicos y humanos y que no pueden hacer un buen trabajo, que hacen lo que pueden.

Del funcionamiento de las administraciones, de su desbordamiento, se habla poco, al margen de las denuncias en los periódicos que sirven de poco ya que tienden a dejar pasar para que el olvide cumpla su efecto disolvente. La reforma de las administraciones, su modernización, apenas pasa de alguna declaración formal de intención, sin seguimiento ni valoración.

La decisión del alcalde madrileño de ordenar revisar suspensiones no ejecutadas es lógica, preventiva. Ahora hace falta que lleguen las explicaciones y las decisiones. Antes de que vuelva a ocurrir otra desgracia.

Sobre el autor de esta publicación

Fernando González Urbaneja

Nacido en Burgos en 1950, licenciado en Ciencias Políticas y titulado en Periodismo.

Desde 1999 hasta el año 2006 profesor asociado del departamento de Historia Económica en la Universidad Carlos III.

En la actualidad es colaborador habitual de los diarios ABC y otras publicaciones. Desde noviembre de 2003 a diciembre de 2011 preside la Asociación de la Prensa de Madrid y desde abril del 2004 hasta septiembre de 2008 Presidente de la Federación de Periodistas de España (FAPE).

Autor de los libros “Rumasa” (Planeta, 1983); “Banca y poder, la pasión por ser banquero” (Espasa Calpe, 1993); “Ética en la empresa informativa” en “Ética y empresa, visión multidisciplinar”, (Fundación Argentaria-Visor, 1997).

El Gobierno le designó en mayo de 2004 como miembro del comité de expertos para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado.

Actualmente es Decano del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Facultad de Ciencias de la Comunicación Universidad Antonio de Nebrija.