Hace tan solo unas semanas Yolanda Díaz anunciaba que sería la primera mujer presidenta del Gobierno de España. Y poco después y, enfrentada a Pablo Iglesias tras su entrevista con Jordi Évole donde dijo que apoyaría a los candidatos de Iñigo Errejon de Más Madrid frente a los de Podemos, la vicepresidenta de Pedro Sánchez se lanzó a una contradictoria y caótica campaña electoral.
La que dice mucho y nada bueno de su ya desesperante ambigüedad. Y si mucho y malo de la empanada política y mental que Yolanda esconde bajo su frondosa melena rubia (teñida), aunque en realidad el verdadero color de su pelo es el castaño oscuro.
Como no sabemos cuál es el color de su bandera política porque ayer en Valencia se ha mostrado a favor y a la vez en contra de los candidatos de Compromís y de Podemos al ayuntamiento de Valencia y a la Comunidad valenciana.
Y otro tanto está haciendo, ante el asombro y el cabreo general de todos, con los candidatos de Podemos y Más Madrid tanto en el ayuntamiento de la capital de España como en la Comunidad de Madrid.
Lo que prueba que no se puede estar en misa y repicando las campanas, como no se puede nadar y cuidar la ropa. Y vamos a ver este 28-M que ocurre con los alcaldables de los aliados de Sumar en Barcelona (Colau), Valencia (Ribó) y Madrid (Maestre).
Porque si salen mal parados y Podemos se hunde en Valencia y Madrid a Yolanda los morados la acusarán de dividir y destrozar la izquierda radical, como ya se aprecia en el bastión rojo de Rivas Vaciamadrid.
O sea, que después de las encuestas del CIS de Tezanos, que ponían por las nubes a Yolanda y Sumar hace unas semanas, ahora se empieza a decir que Yolanda es un ‘bluf’. O un suflé que sube y se desinfla con facilidad.
Es decir, mucha melena, sonrisas, ‘biquiños’, abrazos, modelitos, carmín y discursos vacíos y apoyos a candidatos enfrentados entre sí, lo que sin duda constituye algo nunca visto y una novedad en una campaña electoral.
Y por ahí la está esperando Pablo Iglesias con el mazo político a Yolanda porque lo de ‘la colleja’ de Florentino Pérez al alcalde Almeida en Madrid será una broma comparado con la zurra política y mediática (con cartelón incluido) que Podemos le está preparando a la vicepresidenta que pretende, imaginamos que en diciembre, ser la primera mujer que presida el Gobierno de España, tras sus asombrosos ‘éxitos’ en esta campaña electoral.