Da la impresión de que este personaje llamado Pedro Sánchez pretende que Puigdemont y Junqueras lo hagan presidente del gobierno en una sesión de investidura ‘opaca’.
Para que no se hagan públicos durante el debate de su investidura los pactos a los que Sánchez llegó con los jefes golpistas de JxC y ERC. Al menos hasta que se acabe su investidura para evitar que le estallen la calle y el PSOE durante el debate y las votaciones.
Se trataría de poner en un documento escrito y ‘secreto’ dichos pactos que Sánchez iría aplicando a lo largo de la legislatura. Lo que es exactamente igual de lo que Sánchez hizo en su anterior investidura del año 2020, después de haber negado el gobierno de coalición con Podemos, los indultos a los golpistas y sus pactos con Bildu.
Y si Sánchez le impone a Junqueras y Puigdemont la ‘Ley del silencio’, lo mismo pretenderá hacer con las concesiones que Sánchez ya está en vías de acuerdo, también en secreto, con Otegi (Bildu), Ortuzar (PNV) y Díaz (Sumar). Para evitar que en el debate del Congreso se descubra, por fin, el tamaño del pastel de la ignominia de Sánchez ante su partido, sus votantes y toda España.
Pero una cosa es salir huyendo del debate con Feijóo, para no hablar de la amnistía y de sus infames pactos en ciernes. Y otra muy distinta es decirle a Puigdemont que no puede haber amnistía antes de la investidura y a la vez no ofrecerle a los golpistas, de viva voz y ante toda España, las garantías y su compromiso de aprobar (entre otras muchas cosas) una Ley de Amnistía para los malversadores golpistas en los primeros meses de la legislatura.
Es probable que a partir de la semana próxima y cuando el Rey Felipe VI proponga a Pedro Sánchez para una nueva investidura que él querrá hacer de manera inmediata, Puigdemont y el resto de los chantajistas descubran sus cartas, empezando por el texto de la pretendida Ley de Amnistía que están negociando y redactando en Waterloo.
Sobre todo porque Puigdemont y Junqueras que están a palos entre ellos y no consentirán, ni el uno ni el otro, hacer rebajas de última hora aunque de momento ya tuvieron que renunciar a la aprobación de la Ley de amnistía antes de votar en la investidura.
Naturalmente, Sánchez presiona a estos dos pájaros de la Generalitat y de Waterloo con el manido argumento de: yo o el diluvio de un gobierno de Feijóo con Abascal. Un espantajo que no parece importar demasiado a Puigdemont porque en definitiva él odia a España y Sánchez ahí incluido.
De manera que mucho cuidado porque todo apunta a que Sánchez, como a todo el mundo, también ha engañado a Puigdemont. Al que le habrá dicho que él controla con Pumpido el Tribunal Constitucional, para que apruebe una Ley de amnistía exclusivamente para los malversadores que además son golpistas.
Y no para todos los malversadores que no son golpistas dando por hecho que los españoles no son iguales ante la Ley. Y dando por hecho Sánchez que todos los magistrados progresistas del TC están a las órdenes de Pumpido y dispuestos a tragarse semejante engendro inconstitucional cuyo único interés general para España es la investidura de Pedro Sánchez y nada más.