De Joaquín Calvo Sotelo, autor de numerosas obras de teatro y dueño que fue de la famosa casa de la piscina ilegal de Pedro J. Ramírez en Mallorca, dijo una vez Antonio Gala que escribía muy mal, lo que don Joaquín reprochó indignado al famoso escritor cordobés (nacido en Brazatortas) en la primera ocasión en la que ambos se vieron las caras. Y Gala, gustoso, puntualizó: “lo que yo he dicho es que el negro de Calvo Sotelo escribe muy mal”. Naturalmente la conversación acabó pronto y mal. Pues bien algo parecido se podría decir del negro que le ha escrito ayer al ministro de Fomento, José Blanco, alias Pepiño, un penoso artículo publicado en el diario El País, en vísperas del debate de la nación y en vísperas, también, de la crisis de gobierno. A ver si con esa tontería Zapatero se apiada de él y lo hace vicepresidente del gobierno, el cargo con el que sueña Rubalcaba que es el verdadero candidato de El País, incluso para presidente del gobierno, que es exactamente lo mismo que también quiere Carme Chacón.
Muy mal tienen que estar las cosas en el gobierno y en el PSOE para que Pepiño tenga que hacer estas piruetas porque una vez más, y como le ha ocurrido varias veces en el PSOE de Madrid, ni él ni Leire Pajín han podido controlar la crisis del PSC y el ataque de locura de Pepe Montilla.El charnego de Iznajar que se les ha subido a las barbas y que anda diciendo de que España no es indisoluble y que el Tribunal Constitucional le toca las narices –por no decir los cataplines- y es un provocador. Por eso Pepiño y Pajín aún no se han repuesto del susto de la manifestación independentista del pasado sábado en las calles de Barcelona con Montilla de panoli, entre dos pancartas soberanistas, y luego corrido a gritos y casi a capones por los radicales del independentismo catalán a los que él mismo había jaleado con semejante manifestación.
En realidad a Montilla le va a pasar lo mismo que a Maragall, a quien el charnego se lo cargó por orden de Zapatero para poder darle –como dijo Guerra- el primer cepillado al estatuto catalán. Y ahora que el TC –por orden de Zapatero a sus magistrados del TC- le acaba de dar el segundo cepillado al estatuto le toca a Montilla el turno de pasar por la guillotina monclovita, tras su próxima derrota electoral en el otoño catalán y dar paso a una nueva dirigente del PSC que bien será Manuela de Madre –otra charnega- o Carme Chacón. Aunque esta última se resiste como gata panza arriba porque quiere ser no ya la sustituta de Montilla sino la de Zapatero, que es lo que querría el Rasputín de su esposo, Miguel Barroso, que es tan Rasputín de Zapatero o más que lo fue el mismísimo Javier Pradera de Felipe González. Un Javier Pradera quien por cierto ha desaparecido de la noche a la mañana de las páginas de El País por motivos que se desconocen, bien por enfermedad, bien por causa de una nueva bronca con Cebrián, con quien ya tuvo varias desde que Pradera se convirtió en lugarteniente de la OTAN.
La Chacón de momento se ha largado a Afganistán acompañado de la niñera, el Jemad, y sus habituales cámaras de televisión porque la señora del bombo tiene a su entera disposición más reporteras que Iker Casillas. La Chacón se nos fue a la guerra para no ir a la manifestación del sábado porque el CNI le habría avisado con tiempo de la que se estaba preparando, y para no tener que gritar contra la “indisoluble unidad de España” que subraya la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, porque entre otras cosas, a ella como ministra de Defensa le tocaría defender esa unidad indisoluble con las tropas que tiene a sus órdenes si llegara el caso, como queda bien claro en la Constitución.
O sea que Pepiño (con su negro) se dedica a la literatura, y Chacón con su Jemad se va a la guerra como Mambrú, huyendo de la verdadera guerra que está en las ramblas de Barcelona, a donde no quiere volver ni atada porque ya ha degustado las mieles de Madrid y su Rasputín particular quiere hacerla vicepresidenta primera, que es lo que también quieren Pepiño, Rubalcaba y puede que Solana y Boyer, porque todos saben que la crisis del gobierno está al caer. Y porque imaginan que desde ese trampolín se puede llegar a sustituir a Zapatero que también está en el ojo del huracán.