Que Zapatero es un desastre político es algo que no duda nadie, incluso en el PSOE. Pero esa es una cosa y otra bien distinta es su capacidad de supervivencia política y de engañar o tomarle el pelo a unos y otros haciendo de la necesidad virtud y saliendo milagrosamente airoso de las trampas y problemas que el mismo ha fabricado. En el pasado debate de la nación el triunfador fue Zapatero porque en cualquier otro país y con la que está cayendo en España, la oposición, que es mayoritaria en el Congreso de los Diputados, lo habría derribado de manera fulminante, máxime cuando a todos los problemas de la crisis económica se añadían como los provocados por la sentencia del estatuto catalán. Pero al final fueron los nacionalistas de CiU los que le salvaron el pescuezo, como le salvaron el decretazo del ajuste del déficit o de la reforma laboral, esté último también con la ayuda del PP, el mismo partido que apoya a Rubalcaba en la salida de presos de ETA de la cárcel por su presunto arrepentimiento.
Entonces ¿quién es el famoso cadáver político, del que habla la oposición en alusión a Zapatero? Vamos por partes.
1. Los recortes del Tribunal Constitucional al estatuto catalán se llevaron a cabo con el apoyo de los magistrados progresistas del TC (escogidos por el PSOE y por el gobierno), y porque Zapatero y el PSOE consideraban que el estatuto fue demasiado lejos en el campo de la soberanía nacional, y preferían que fuera el TC quien hiciera el segundo “cepillado” del estatuto. Además está claro que ha sido Zapatero quien impulso la salida de la sentencia en ese preciso momento –del mundial de futbol y antes de las vacaciones- cuando pudo haber bloqueado la sentencia hasta la renovación del Constitucional.
2. Zapatero se ha aprovechado de la falta de previsión catalana y del grave error de convocar la manifestación independentista de Barcelona en la víspera de la final del Mundial, con lo que la marea posterior de las banderas españolas al final ahogó la protesta catalana y creo, al contrario, un movimiento patriótico español que además rebajó la tensión nacional de la crisis.
3. Después vinieron las soflamas de Artur Mas y José Montilla contra España y en defensa del Estatut, y los dos presuntos leones catalanes se convirtieron en obedientes corderitos. Montilla amansado en la Moncloa con otras promesas de Zapatero que no se cumplirán; y Mas y CiU salvándole a Zapatero la votación del techo del gasto de los futuros Presupuestos. Los que piensa aprobar con la ayuda del PNV.
4. Es verdad que Zapatero y el PSOE perdieron diez votaciones en el Congreso de los Diputados, pero no perdieron la esencial que los mantiene en el poder, de ahí que el presidente haya asumido como lema el “ande yo caliente y ríase la gente”, de Góngora.
5. También en el seno del PSOE, donde las aguas bajan revueltas por la caída del partido en los sondeos electorales, Zapatero ha vuelto a ganar el pulso a todos los barones del partido que no se atreven a exigir cambios radicales, ni a pedir cabezas de los responsables porque el primero de todos ellos es Zapatero.
6. Le queda a Zapatero, eso sí, el reto de la huelga general que lo ha dejado fuera del mitin sindical de Rodiezmo, pero el presidente no renuncia a rehacer luego esa difícil situación porque en Moncloa creen que los ciudadanos en general se opondrán a la huelga y que los perdedores serán los sindicatos, a los que más tarde Zapatero tendrá la mano.
7. La mala fama de Zapatero, dentro y fuera de España, que anuncian los sondeos electorales y de valoración de líderes, es otro de los problemas del presidente. Pero Zapatero piensa soltar lastre con la crisis del gobierno que prepara, como si las culpas de todo lo ocurrido fueran de los demás. Como echará a Montilla del liderazgo del PSC si pierde las elecciones catalanas.
Se podrá decir aquello de “tanto fue el cántaro a la fuente…” que al final se rompió. Porque Zapatero camina sobre el alambre mientras hace juegos malabares con unas antorchas encendidas y al final su castillo de naipes se puede derrumbar. Pero por el momento ahí está, jugando con unos y con otros, aunque ha pasado momentos muy malos y ha encajado los problemas diciendo que hará lo que tiene que hacer “me cueste lo que me cueste”, como si anunciara su predisposición a dejar el liderazgo del PSOE si la situación empeora y pone en peligro el futuro electoral de su partido.