Esto no le pasaba a José María Aznar que al fresquito de Navacerrada estará con sus cursos de veranos de FAES, rodeado de internistas y cirujanos del proceloso mundo económico que a todos nos trae de cabeza y en pos de la pócima mágica que mate, de una vez por todas, a Keynes y recomponga el orden financiero liberal que nos llevó al cataclismo y que resulta ser para el mundo conservador la única medicina para salir de la crisis, porque sin mercados no hay paraíso. Pero a Aznar lo que ahora está pasando a Rajoy nunca le habría ocurrido, porque la calculada afonía y parálisis del presidente del actual PP no es su estilo.
Mas bien al contrario don José María, el astuto jugador de dominó de Quintanilla de Onésimo, es hombre de acción. De pocas palabras pero de claras y de contundentes decisiones. A él no le iban a ahorcar el seis doble de la corrupción valenciana donde ya están tocados o pringados Camps y Fabra y ahora se proyectan sombras sobre Ripoll, al que le ha hecho en Alicante un extraño mete y saca la policial judicial.
Y mira que se lo hemos dicho a don Mariano y se veía venir desde que aparecieron como por arte de magia del prestidigitador de la policía judicial, Rubalcaba, las alegres conversaciones telefónicas de Alvarito Pérez, “el bigotes” –“que te quiero un huevo, amiguito del alma”- que, poco a poco y por entregas calculadas, iba desgranando El País suponemos que con la ayuda de Garzón. Otro que tal baila que, por lo que se va sabiendo, pasaba el cazo con gran habilidad a todos los ricos del país para conseguir donaciones para sus cursillos y escapadas de Nueva York, y a ver quién era el guapo que le decía que no.
La que está de los nervios en Valencia es la alcaldesa Rita Barberá porque ve que se le viene encima la Generalitat como posible sustituta de Camps, a no ser que descubra sus cartas y ambición Esteban González Pons porque en Madrid no toca mucha pelota porque está de mirón ante la guerra del ping-pong entre Arenas y Cospedal. Además parece cansado de ir y de venir a las tertulias fachas de la noche, donde aparece como un pasmarote rodeado de esos sectarios y vociferantes que en su día machacaron sin piedad al PP de Rajoy.
El pasado lunes le preguntaron a don Mariano en la Junta Nacional del PP que cuando iba a presentar los candidatos populares a las elecciones autonómicas y municipales de 2011 y el presidente del PP respondió: “cuando mejor le convenga al partido”. Y, visto el lío de Alicante, tenía razón. Aznar habría sido más escueto: “cuando toque”. Pero al ex presidente del gobierno no se le habrían podrido las naranjas valencianas como se le han podrido a Rajoy (como se pudrió el caso Bárcenas) quien, como se descuide un poco tendrá que fumigar el Turia y la Albufera para que no quede rastro de todos estos pájaros de sus amistades peligrosas, trajes de saldo, viajes papales y los basureros de postín. Los que guardan billetes en los colchones como parece que hacía Ripoll, por si se monta en España un corralito bancario que es lo que teme Arturo Fernández, el de la CEIM y el héroes del malecón de Bombay, de quien se dice que guarda en su casa una millonada encerrada en una caja fuerte como la del Banco de España, por lo que pudiera pasar.
Señor, que disgusto tienen en el PP. Con esto de Ripoll le han estropeado a Mariano la etapa del Tour de los famosos adoquines de la París-Roubaix, donde se escapó por la cara el joven Slech, Contador entró retrasado y Amstrong todavía peor. Y lo que es más grave este follón de Alicante le va obligar a Rajoy a tomar en Valencia alguna decisión. Bueno, cuando pase el partido de España-Alemania, sin prisas, dejando que se enfríe la situación. Aunque como llegue al debate de la nación con estas naranjas podridas se le va a atragantar la discusión