Hace ya tiempo que el ministro de Interior y magistrado Fernando Grande-Marlaska arruinó su trayectoria jurídica y democrática en el Gobierno de Pedro Sánchez. Y especialmente con motivo de la reciente crisis de Melilla.
Y por una senda parecida, aunque sin responsabilidades directas, deambula la ‘patriótica’ ministra de Defensa y magistrada Margarita Robles ante el cúmulo de los desafueros y disparates con los que el presidente Sánchez está pagando las ayudas parlamentarias de ERC, Bildu, UP y PNV para poder concluir la legislatura al frente del poder.
Lo que convierte a Robles, y probablemente a su pesar, en cómplice de todos estos abusos y disparates del Presidente Sánchez que entre otras cosas y con motivo de las anunciadas reformas de los delitos de sedición y malversación, y lo ocurrido con la chapucera ley del ‘sí es es’, ha convertido al Gobierno en pleno en inductor y colaborador necesario en los beneficios penitenciarios que el Ejecutivo está ‘regalando’ a delincuentes sediciosos y malversadores del golpe de Estado Catalán, así como a violadores y a los corruptos.
Las que son ventajas penales a un amplio colectivo de delincuentes y, en el caso de los golpistas catalanes, favores añadidos a los indultos recibidos. A lo que Salvador Illa promete y añade una ‘consulta’ en Cataluña a título de sucedáneo del referéndum de autodeterminación catalán que ya reclama Junqueras.
Decisiones todas estas que sin dudan provocan inquietud y preocupación entre los altos responsables de las instituciones españolas, y aquí incluidos los mandos del Ejército como bien lo sabe o se imagina la ministra Robles, cuya credibilidad y prestigio está quedando en franca evidencia mientras no denuncie y se oponga a todo esto, como lo hizo García Page, y continúe en el Consejo de Ministros.
Desde el palacio de la Moncloa y la cúpula del PSOE, ante la desbandada de dirigentes socialistas (y ahí incluidas las feministas del PSOE por la Ley Trans de Montero tan chapucera como la del sí es sí) ahora se está pidiendo ‘lealtad’ al presidente del Gobierno. Lo que es tanto como pedir lealtad a los golpistas catalanes sediciosos y malversadores, o a delincuentes sexuales y políticos corruptos.
Y ¿qué piensa y hace la magistrada y ministra de Defensa? Pues nada y tragar este espanto menú ‘de Navidad’ que Sánchez les sirve a todos sus ministros. Un trágala nunca visto en la Transición española que veremos como acaba y que está subiendo la tensión política y judicial de manera exponencial.