Una de las razones por las que Sánchez decidió el adelanto electoral al 23 de julio ha sido la de tomar por sorpresa a los partidos que están ubicados a la izquierda del PSOE como la plataforma electoral Sumar, ahora convertida en el Partido: ‘Movimiento Sumar’.
Un adelanto que no solo reduce el tiempo de Sumar para lograr, contra reloj y calendario, un proyecto unitario de todas las formaciones de la extrema izquierda, sino que también complica las negociaciones, especialmente con Podemos, para hacer las listas electorales que concurrirán a los comicios del 23-J.
Y en las que Podemos exige una posición de privilegio partiendo de los 35 escaños que logró en las elecciones del 10-N de 2019. Aunque en Sumar se subrayan los malos resultados de Podemos en los recientes comicios del 28-M, en los que la formación morada perdió muchos votos y cargos y fue excluida de las instituciones de Valencia y de Madrid.
Pero sobre todo, y una vez que se ha retirado Alberto Garzón y que Ione Belarra puede ser candidata por Navarra, el problema de Díaz está centrado en qué hacer con Irene Montero. A la que ha sugerido que se retire como Garzón y Colau, pero que se niega a marcharse y quiere ser la numero dos de la lista de Sumar por Madrid detrás de Díaz.
Y ello a pesar de que Montero, por su hosca y bronca actitud y su fracaso en la chapucera Ley del ‘síes sí’ (que ha beneficiado a más de 1.100 de los delincuentes sexuales que cumplían condena), tiene alto índice de rechazo. Y además su presencia en Sumar com ‘dos’ de Díaz sería entendido como si Sumar fuera una nueva marca de Podemos.
Y a sabiendas que ese número ‘dos’ por Madrid también lo reclama Iñigo Errejón, exhibiendo el reciente resultado de Más Madrid en los comicios del 28-M, lo que de ser aceptado abriría un contencioso con Pablo Iglesias.
Además, y para demostrar su pretendida apertura a ‘la sociedad civil’ y para conseguir votos ‘trasversales) del PSOE, Díaz necesita colocar de número ‘dos’ a una de las personas de su equipo y de confianza como el politólogo Ignacio Sánchez Cuenca, el jurista Fernando Salinas o el escritor Bernardo Atxaga.
Pero los problemas de Sumar no se acaban en las listas, porque el partido no tiene órganos de dirección y carece de estructura política y territorial. Y no tiene un equipo de campaña electoral ni dinero para hacer la campaña, ni derecho -al ser nuevo partido- a aparecer en los espacios electorales de las radios y las televisiones públicas y ya veremos si en los debates. Porque si Podemos no se integran en Sumar, vetaran a Díaz en los debate televisados. Y si los dirigentes de Podemos siguen insultando a los medios privados de comunicación pues todavía peor para todos ellos.
Pero sobre todo el ‘Movimiento Sumar’ carece de un proyecto político para España (¿están con la autodeterminación de Pais Vasco y Cataluña?) y de un posicionamiento internacional cohesionado. Podemos apoya a Putin y Sumar a Ucrania. Y al día de hoy no tiene un programa electoral económico y social que deberá de redactar a marchas forzadas, sin un debate interno y con improvisación.
No en vano Yolanda Díaz siempre pensó que después del 28-M tendría seis meses para organizar y relanzar su partido para las elecciones generales del mes de diciembre.
Pero eso se acabó con el adelanto electoral de Sánchez para el 23-J, y en estas circunstancias al Movimiento Sumar solo le queda la buena imagen de su fundadora Yolanda Díaz. La que pretendía ser la primera mujer que iba a llegar a la presidencia del Gobierno de España, lo que desde luego no va a lograr.