A Paco Camps le huele el culo a pólvora valenciana porque el Tribunal Supremo le ha dicho que se vuelva a sentar en el banquillo de los acusados por muchos motivos, y porque no le queda nada bien la taleguilla ni el chaleco con hebilla italiana de los trajes aquellos que tanto en Cádiz dieron que hablar. Y que le hizo el sastre José Tomás, ese pobre hombre que tiene nombre de torero y se ha visto corneado en un enredo de intrigas y regalos al poder gracias a la sonrisa inagotable de Alvarito Pérez “el bigotes”-”oye, te quiero un huevo”, le decía Camps-, que era el embajador de Paco Correa en Valencia. Es decir el representante valenciano del famoso caso Gürtel que la policía judicial se encontró en los podridos ordenadores del abogado Ramón Blanco Bolín -el cerebro jurídico y tercer hombre de la trama según el juez Pedreira- y se lo regaló a Garzón porque ahí había chicha y una red de corrupción que iba a poner patas arriba al PP, como así ocurrió.
Ahora Camps volverá al banquillo del tribunal valenciano y el tío, que parece haber perdido la cabeza y la decencia, está contento como unas castañuelas y presume ser “Juan sin miedo“, cuando pronto puede llegar a ser “Juan sin tierra” si es que en el PP y en Rajoy queda algo de sentido común y de coherencia política contra la corrupción y los imputados. O ¿estamos otra vez con el bonito juego de las distintas varas de medir, como ya pasó con Bárcenas? Porque ¿por qué se tiene que marchar Bárcenas y seguir Camps si están los dos en la misma situación?
Si es verdad, como dice Camps, que Rajoy le ha llamado para apoyarle y aplaudirle, es decir para que siga al frente del gobierno valenciano y del PP de esa comunidad, si eso es así a pesar de lo que ha dicho el Tribunal Supremo, entonces el que se tiene que marchar de una puñetera vez y con viento fresco es Rajoy. Porque con semejante apoyo al presunto corrupto valenciano que está bajo los focos de los tribunales y de Hacienda el presidente del PP se convierte en el cómplice de Camps.
Puede que Rajoy no quiera tomar decisiones en caliente y que se tome unos días, o que esté buscando un sucesor a Camps, aunque candidatos no faltan: Rita Barberá, Esteban González Pons y Eduardo Zaplana que lleva al ratón Pérez escondido en el bolsillo del pantalón. Pero lo cierto es que Camps debió dejar la política hace ya bastante tiempo en cuanto se conoció lo de sus trajes gratis total, de los que no ha podido presentar factura ni carta o recibo de pago y por algo será. Lo que está claro es que la empresa de “el bigotes” Orange Market contrató muchas cosas con la Comunidad Valenciana sin previo concurso público y troceando los contratos, una habilidad que López Viejo ya practicaba en la Comunidad de Madrid siguiendo las enseñanzas del maestro Correa.
Lo que no saben en el PP, aunque Rajoy lo sospecha por los datos que tiene en sus manos, es que el PSOE cuando exprima la cabeza política de Camps como una naranja valenciana, piensa lanzar un furioso ataque contra el PP de Madrid para antes de las elecciones autonómica del año que viene para dinamitar el gobierno de Aguirre, de ahí que se esté diciendo en el entorno de la Puerta del Sol que la condesa de Bombay quiere ser alcaldesa y escapar de la Comunidad.
El guión de la versión española de la Jungla de Cristal, aplicada a una de las más altas torres de la ciudad podría estar en estudio por un fiscal de la Audiencia Nacional (con una grabación telefónica, “espaciosa” y de postín). Siguiendo el rastro y la estela del tren de Navalcarnero que viaja a toda velocidad hacia la muralla aeroportuaria del fuerte del Álamo (otra vez el ratón Pérez), donde esperan la llegada de la policía judicial del general Santana Rubalcaba en víspera del asalto final. De momento vamos a ver qué pasa con lo del espionaje madrileño; o con la guerra de los detectives panamericanos y futboleros; o con el mismísimo Alfredo Prada, que es otro que tal baila y que también podría estallarle en las manos a Rajoy que lo metió en su comité ejecutivo.
Pero no adelantemos acontecimientos porque primero está la naranja mecánica con la que la Justicia va a triturar a Paco Camps. Y el tío todavía se ríe de su imputación judicial y presume que Rajoy lo aplaude desde Madrid. Es el valiente ¡Juan sin miedo! Y lo llevan en volandas por las orillas del Turia su equipo de costaleros como si fuera un héroe local. Menuda heroicidad la suya y que se ate los machos doña Rita Barberá porque está jugando con fuego de traca rápida y como se descuide también se puede quemar.