Por fin han aparecido juntos en un acto público del PP José María Aznar y Mariano Rajoy que llevaban ocho años eludiéndose por culpa de las críticas y continuas intromisiones de Aznar en los gobiernos de Rajoy. Pero ahora los ha reunido Feijóo en Valencia para transmitir una imagen de unidad de cara a las elecciones municipales de mayo.
E imaginamos que con la intención de que Aznar reste votos a Vox y Rajoy a lo que queda de Cs. De manera que con semejante escolta Feijóo aparece en el centro del tridente con el que el PP espera ganar en votos y concejales las elecciones del 28 de mayo.
Una imagen de unidad que contrasta con el desbarajuste del Gobierno de Sánchez. El Ejecutivo de las chapuzas en las leyes del sí es sí y Trans y en la reforma de los delitos de sedición y malversación. A lo que se les acaba de unir el escándalo de ‘el tren de la risa’.
O los trenes de cercanías adquiridos por el Gobierno para Cantabria y para Asturias que ahora resulta que ¡no caben por los túneles! Y por lo tanto son inservibles.
Bueno es como lo de Marruecos. Viaja Sánchez a Rabat con una parte de su Gobierno, y no lo recibe el Rey Mohamed VI porque se ha ido de parranda a Gabón. Lo que demuestra que Sánchez está gafado, o que le ha mirado un tuerto -tal vez Junqueras- motivo por el que no le sale nada bien y va de un lado para otro dando tumbos y a la espera de arreglar lo de la Ley Montero y que ya ha rebajado las condenas de 400 delincuentes sexuales.
De esto hablaron los tres presidentes del PP, Aznar, Rajoy y Feijóo a palos con Sánchez, y Aznar con esa cara de malas pulgas que le acompaña por dónde va. Mientras Rajoy más relajado sonríe de vez en cuando y Feijóo se muestra impertérrito con su aspecto de esfinge, y muy escasa empatía para conectar personalmente con la sociedad.
Pero está claro que ahora quienes están en serios apuros son Sánchez y Montero que se han dado de plazo hasta el lunes para pactar la reforma de la Ley del sí es sí, porque de lo contrario el PSOE impondrá su reforma. Y en ese caso Sánchez pondrá ‘de patitas en la calle’ a las ministras Belarra y Montero, a las que les tiemblan las piernas y ya parecen decididas a tragar.