Terminó el espectáculo montado por Joan Laporta, presidente del Barcelona, con la supuesta contratación de Lionel Messi. Laporta se ha estado distinguiendo por sus operaciones económicas y deportivas algunas de las cuales el tiempo le pasará factura. No está con posibles el club y el presidente ha estado mareando la perdiz con la imposible vuelta de Messi. La entidad no cumple con la solvencia financiera que se precisa para acometer las compras de los grandes expresos europeos. El Barça está en condiciones financieras muy por debajo de su historia y de su situación actual. Está para trenes de cercanías. Sobre todo porque sus famosas palancas, con las que trató de arreglar la plantilla, que le ha dado el buen resultado de la Liga, han hipotecado a la sociedad durante un cuarto de siglo.
En un momento que toda piedra hace pared no ha abandonado el proyecto de la remodelación del Camp Nou, que además de invertir lo que no puede salvo prestamos muy difíciles e devolver, el equipo disputará sus partidos en Montjuich, estadio olímpico con la mitad de capacidad del actual recinto futbolístico y, consiguientemente, con la imposibilidad de ingresar lo que se necesita para cubrir el presupuesto. Habrá más números rojos. Con tales perspectivas por más que se dijera que Messi deseaba regresar, la operación era inviable. Por una parte, la imposibilidad de ofrecerle un contrato acorde con sus condiciones balompédicas y de otra, las dificultades para acomodar el fichaje a las condiciones exigidas por la Liga. Que ésta le haya dado el placet al presupuesto presentado no significa que en el mismo pudiera estar incluido Messi. Sin embargo, la operación publicitaria no ha sido vana. Mientras se ha hablado de Messi se ha distraído al personal.
Posdata. La memoria deportiva no existe si no está en las hemerotecas. Gracias a ello la muerte del ciclista Txomin Perurena no pasa inadvertida. Fue el corredor que más triunfos logró en su carrera. Sumó 158, cifra por encima de los 133, de Alejandro Valverde.