La unidad de acción ha sido el éxito del feminismo español

Manifestación feminista

EFEManifestación nocturna feminista en París

Tras la revisión de más de 700 sentencias, cabe afirmar que con la conocida como ley de “sólo sí es sí” la condena contra La Manada habría sido más leve. El error del gobierno al reformar la horquilla de las penas en los delitos contra la libertad sexual, ha provocado una alarma social indiscutible. Los violadores y abusadores son, posiblemente, los delincuentes más detestados y ver reducidas sus penas, como consecuencia de la aplicación de esta ley, ha preocupado enormemente tanto al movimiento feminista como al conjunto de la ciudadanía. Se equivocó el gobierno al no escuchar a quienes advirtieron de lo que podía suceder con la reforma del delito y el nuevo cálculo de las penas y ha tardado mucho en reconocer el error y rectificarlo. Lo cierto es que el Ministerio de Igualdad y otros responsables gubernamentales han escuchado poco o nada a un movimiento feminista que, en España, es enormemente plural pero que siempre se ha comportado de manera responsable y constructiva, contribuyendo al desarrollo de una legislación de las más avanzadas de Europa en materia de derechos de las mujeres.

En definitiva de eso se trata, de corregir una desigualdad estructural que opera en contra del conjunto de las mujeres, de ir derribando los obstáculos que impiden el ejercicio de los derechos que están reconocidos en la Constitución y de equilibrar una sociedad que ha mantenido, durante siglos, a las mujeres en una posición subordinada con respecto a los varones.

Hasta ahora las políticas públicas de igualdad han tenido como objetivo mejorar la vida de la mayoría de las mujeres. El PSOE supo contar con el movimiento feminista para ir incorporando la igualdad entre hombres y mujeres en su agenda política, siempre con alguna resistencia pero de manera cada vez más consciente y decidida. En los últimos 25 años el Partido Socialista ha sido el partido que mejor ha entendido la realidad y los anhelos de las mujeres españolas que, a su vez, siempre lo han reconocido en términos electorales.

En el seno del movimiento feminista los debates han sido siempre ricos y vehementes y lo seguirán siendo en el futuro porque la transformación política y social que representa el feminismo es profunda, compleja y relativamente reciente en términos históricos. Las organizaciones de mujeres, las redes de expertas nacionales e internacionales, las alianzas tejidas con los sectores profesionales y la Academia y la presencia de feministas en los partidos políticos representan una fuerza sólida y pujante. Los dirigentes políticos que consideran que la Igualdad es una materia secundaria o un apéndice de lo verdaderamente importante se equivocan gravemente. Asimismo, comete un error si intentan controlar al movimiento feminista y utilizarlo con fines partidistas. El espectáculo de estas últimas semanas, con representantes públicos incidiendo en la fractura, es sencillamente irresponsable.

El éxito del feminismo español ha sido su capacidad de propuesta conjunta aun partiendo de posiciones diferenciadas. Nunca se ha desviado del camino central: avanzar en derechos, eliminar obstáculos y mejorar la realidad vital de la mayoría de las mujeres. Las feministas sabemos que nos queda una batalla larga y de futuro, que millones de niñas y de jóvenes siguen necesitando palancas que las impulsen por encima de las barreras que la vida les tiene preparadas. Conocemos y somos conscientes de las trampas que representan los estereotipos de género, y una historia y una cultura que ha tenido siempre a los varones en el centro y a las mujeres sólo en la periferia. También sabemos que los derechos conquistados pueden sernos arrebatados, como ocurre en algunos países de nuestro entorno, y como nos recuerdan las fuerzas políticas que amenazan nuestras libertades.

Este 8 de marzo puede representar un paso atrás si no sabemos corregir el rumbo de confrontación al que nos están llevando desde los partidos y que tanto les conviene a los verdaderos adversarios de nuestra causa.

Nuestra fuerza es la unidad de acción -que no de pensamiento- para no retroceder, para seguir teniendo en el núcleo de nuestras propuestas los derechos de las mujeres, de la inmensa mayoría.