La política, los medios y el periodismo de investigación

La política, los medios y el periodismo de investigación

CAPTURA DE LA SEXTAEl ahora exdiputado del PSOE Juan Bernardo de espaldas, semidesnudo, con una prostituta y el confidente.

Para desdicha nuestra, lo de los medios de comunicación se parece cada vez más a los partidos políticos. Se despedazan, informativamente, como lo hacen estos, en su descarada tarea de servir sin pudor a los intereses de los ‘unos’ o de los ‘otros’ y silenciando conscientemente aquello que, aunque sea relevante periodísticamente hablando, incluso muy relevante, ni les interesa ni les viene bien.

Si uno ataca con “Mediador” otro resucita los whatsapp de la cúpula de Interior de Mariano Rajoy y hasta un tercero nos habla de la sospechosa conducta del marido de la directora de la Guardia Civil, sin olvidarse tampoco de ‘Tito Berni’. Voladuras controladas de unos y otros para contrarrestar al enemigo.

Unos sacan calzoncillos, rayas de coca y prostitutas -los calzones blancos y las putas han vuelto a la vida política española, no sabemos si para quedarse- y otros grabaciones telefónicas y comprometedores mensajes de whatsapp. Lo sorprendente es que a quienes hablan de orgías no les interesa la cúpula de Interior de Rajoy ni a los que publican esto les viene bien hablar demasiado de las calenturientas y alegres fiestas pagadas a costa del erario.

Lo uno y lo otro, además, transita a una velocidad de vértigo de los sumarios judiciales y de los informes de Fiscalía, Policía o Guardia Civil, a las primeras páginas del papel, a las cadenas de televisión y a la home de las principales webs. Claro que, con las prisas, no son pocas las ocasiones en las que las exclusivas llegan directamente de la huerta a la mesa, sin aliñar y sin control sanitario alguno.

Es el periodismo de investigación, de investigación selectiva, claro. Porque dime de qué cabeceras hablas y te diré, con un noventa y nueve por ciento de acierto, qué se ha investigado y qué se ha preferido no investigar. Antes, cuando importaba menos el quién que el qué, había realmente periodistas de investigación sólidos e incontestables.  Con contadas excepciones, lo de ahora es otra historia.

Las elecciones, pero también los periodos pre y post electorales, se disputan igualmente y con la misma intensidad en las redacciones de los periódicos que en el Congreso de los Diputados. Un buen amigo y compañero de muchos años solía recordarle a su equipo, de vez en cuando, que los periodistas no concurrimos. Eso debía ser antes -en estos tiempos podría ser visto hasta como una intolerable intromisión en la intimidad- porque lo cierto es que ahora todos, salvo los insensatos, parecen concurrir.

El problema del periodismo de investigación -que en demasiadas ocasiones no es de investigación sino de dosier-, es que los medios de comunicación solo lo trabajan en defensa propia y de sus propios.

Porque la cuestión realmente importante no es tanto lo que se dice como todo lo que se calla; no es tanto lo que se publica como todo lo que se guarda en el cajón; no es tanto lo que se investiga como todo aquello que es preferible no investigar, no vaya a ser que tengamos la mala fortuna de descubrir algo que luego no podamos publicar.

Hace muchos años, cuando empezaba a despuntar el llamado ‘caso Filesa’, los directores de algunas de las cabeceras más importantes del país escondieron en lo más profundo de sus armarios los primeros datos que apuntaban a la financiación irregular del PSOE de Felipe González y al enriquecimiento ilícito de algunos militantes socialistas.

No quisieron estos directores contrariar a ‘su’ Gobierno con informaciones incómodas pensando que su silencio interesado iba a ser suficiente para tapar el fiasco. No fue así, claro, porque el silencio no dura siempre y termina por abrir la boca y había y sigue habiendo medios y periodistas insensatos.

La verdad es que las cantidades de Filesa fueron ridículas comparadas con las posteriores de la trama Gürtel del Partido Popular, que también estaba en el Gobierno cuando estalló el caso. Pero curiosamente la situación que pudimos vivir cuando salió a la luz el escándalo conservador fue bastante parecida, pero cambiando la actitud de los protagonistas mediáticos. Los que trataron de esconder Filesa pasaron al ataque con Gürtel como si no hubiera un mañana, mientras que algunos de los que apuntaron con ahínco al PSOE se borraron de hacer lo propio con un PP entonces todopoderoso.

Pero antes y ahora, afortunadamente, siempre hay medios, insensatos, insisto, que disparan a quien se mueve, que no se cuidan las espaldas cuando escriben. Medios que publicamos todo aquello que consideramos importante sin importarnos nada más. Medios mitad vaca y mitad cordero, en expresión de José Antonio Labordeta; medios inconscientes, dispuestos a defender con pasión y determinación la publicación de aquello que creen/creemos relevante y de interés para los ciudadanos, afecte a quien afecte.

Hay quienes solemos entender el periodismo de esta manera tan insensata. Un periodismo donde tienen cabida los calzoncillos, la coca y los mensajes de whatsapp. El fundador y editor de república.com suele ir más lejos y decir, además, que hay que escribir cada artículo, cada información, cada reportaje como si fuera el último de nuestras vidas. Esto no es periodismo de investigación, es simplemente periodismo, no sé si bueno, pero sí honesto.