De un futbolista, que murió en el exilio mexicano contaban sus compañeros que cuando veía en la pantalla el león de la Metro decía: Vámonos que esta ya la hemos visto. Es lo que podrían afirmar los seguidores del Real Madrid cuando su equipo comparece en las segundas partes y no solo parece otro sino que lo que sucede ya lo habían visto. Las eliminatorias del Madrid también podrían tener título de la novela de Eric María de Remarque: Sin novedad en el frente”, que en película tal vez le den el Oscar. Para el Madrid se debería establecer el Óscar a la repetición, a lo mismo de siempre, a lo que ha dejado de ser novedad por mucho que en los periódicos se acabe titulando aquello de noche épica o rimbombancias por el estilo. Y sin embargo, no hay aburrimiento. Pese a ver la película más de una vez al año y con los mismos protagonistas el Bernabéu continúa viviendo emociones. Marcó primero el Atlético en el tiempo en que jugó mejor. Empató el Madrid cuando después de unos minutos de mando hubo equilibrio. Y al final, lo de siempre. Hubo prorroga y en el minuto 103 Benzema despejó las dudas. Al gol de Morata respondió Rodrygo dentro de los noventa minutos. Hizo una jugada de las mejores del año. Y del segundo tanto se esfumaron las posibilidades de los penaltis en los que quizá los rojiblancos habrían tenido las oportunidades que habían perdido con anterioridad.
Ancelotti y Simeone recurrieron a sus clásicos. Los entrenadores alinearon a sus dos porteros titulares. Nada de oportunidades para los segundos porque el partido era de suma importancia. Cuando se llega a los cuartos de final ya no caben los relevos, las rotaciones. Se juega con lo mejor de la plantilla y sin dejar nada a la improvisación El Madrid tuvo que hacerlo cuando se lesionó Mendy y tuvo que colocar a Camavinga de lateral izquierdo y dio entrada a Ceballos porque el conjunto requería más juego contra el Atlético que había protagonizado un fútbol casi desconocido.
A la prórroga se llegó con cambios importantes en ambos equipos. Y lo que es peor con una roja que se ganó Savic en menos de cinco minutos. Las entradas de Ceballos y Rodrygo fue esencial para los madridistas. Para los colchoneros el cansancio les privó en el tiempo decisivo de Griezmann que se había empleado con decisión y acierto.
El entrenador madridista, que había dado descanso en Liga a Modric y Kroos, esta vez contó con ellos porque forman el mejor dúo disponible. Junto a ellos tenía a Camavinga que está jugando cada día con más eficacia y a Valverde que es futbolista del que se puede esperar algún remate desde fuera del área, solución importante en los momentos en que los defensores adversarios guardan bien su zona.
Sorprendió durante la primera mitad que Modric no ejerciera su misión habitual de dirección en el fútbol medido. Los medios atléticos ganaron el balón con más eficacia de la habitual. El Atlético hizo un futbol muy superior al que protagoniza en los momentos más trascendentales. Le ganó la posesión al Madrid e incluso le hizo padecer momentos en los que tuvo que perseguir sombras. El gol marcado por Morata fue consecuencia de una de las jugadas en las que participan varios hombres. Morata remató el balón que pasó por Savic y Molina. De este destacó el buen marcaje que le hizo a Vinicius y no se recató en buscar atraques por su banda. Tales excursiones tenían el peligro de que en el contragolpe Vinicius tuviera más facilidades. Pero ello no ocurrió en demasiadas ocasiones. Vinicius continuó siendo amenaza pese a que Nahuel le ganó la partida en muchas de sus llegadas por la banda. Ya cuando el resultado parecía inapelable, el brasileño puso la guinda a su actuación con el tercer tanto de su equipo.
Yal final, apareció el león de la Metro. Ocurrió lo visto. Sin novedad en el frente.