Patronal y sindicatos han llegado por su cuenta a un acuerdo de política de rentas coherente con los anteriores suscritos durante las últimas décadas. No hay ruptura en la política de pacto social que acompañó a la democracia española durante décadas. El acuerdo es indicativo, una recomendación para la negociación colectiva descentralizada, miles de convenios de sector, de provincia, de empresa… que cada año ocupan a los que llamamos agentes sociales, representantes sindicales y patronales de todo tipo y condición. Sin acuerdo nacional indicativo no se detiene la negociación social efectiva en empresas y sectores, pero ese acuerdo nacional ayuda a a la negociación al proporcional un marco de referencia.
Además, el acuerdo social manda una señal a la ciudadanía de serenidad, de que la gente puede entenderse si dialoga y sabe escuchar, ceder y pactar. El acuerdo ha sorprendido a algunos, sobre todo los que no conocen la historia de las relaciones laborales y la fuerza del acuerdo como alternativa al conflicto. Una cosa en hablar ante un micrófono y otra sentarse cada mañana en el puesto de trabajo para sacar adelante la tarea.
A falta de conocer todos los detalles del documento de recomendaciones que firmarán esta semana los representantes sindicales y patronales, lo que queda claro en lo sustancial es que cada parte ha cedida en sus planteamientos para buscar el denominar común.
Con respecto a los salarios, que siempre es asunto central en esta negociación el acuerdo establece una senda trianual (2023-25) con aumentos salariales un poco más generosos que los fijados por el gobierno para los funcionarios sin protesta sindical. La patronal ha aceptado la actualización parcial (hasta un punto) de las tablas salariales si la inflación discurre por encima del alza salarial pactado. No es la indicación reclamada por los sindicatos, aunque se parece.
Algunos lamentan que la negociación no haya incorporado conceptos más modernos y decisivos como la productividad o la participación en el reparto de beneficios (y en su caso las pérdidas). Hay convenios de empresas que contemplan esos factores y que gozan de buena reputación entre los firmantes, lo cual apunta a que, antes o después, esos aspectos entrarán en la negociación colectiva. No es fácil, pero se hace camino al andar y en este momento parece que patronal y sindicatos andan.