Esperábamos algo más del discurso de Ramón Tamames, sobre todo una vez que se filtró su ‘borrador’, pero el discurso inicial no se cambió ni amplió en su parte más política. Y de ello se aprovechó el presidente Sánchez que, sobre la base del ‘borrador’ incautado preparó una insufrible respuesta a Tamames con la lectura del ‘tocho’, así lo llamó el candidato, que le habían preparado en Moncloa.
Un ‘tocho’ de una hora y cuarenta minutos de ‘no’ respuesta de Sánchez a Tamames, a lo que se añadió otra hora de su réplica a la presentación de la moción que hizo Santiago Abascal. Y a lo que hubo que sumar otra hora y cuarto más de la intervención de la vicepresidenta Yolanda Díaz convertida en la presentación parlamentaria de su anunciado liderazgo en Sumar que se hará oficial el próximo 2 de abril en Madrid.
Y un discurso de Díaz, reiterativo de lo dicho por Sánchez en materia social, y ambos, Sánchez y Díaz, empeñados en convertir esta moción de censura de Vox en una moción de censura contra las políticas económicas y sociales del Gobierno de Rajoy de hace ya más de cinco años.
Abuso, pues, de locuacidad y autobombo electoral de Sánchez y Díaz, la que aprovechó el momento para echar unas flores a sus compañeras de Montero y Belarra que recibieron con frialdad los requiebros, para ver si ambas se integran, sin rechistar -no lo consentirá Iglesias- por debajo de su candidatura a la presidencia del Gobierno y en la plataforma Sumar.
Como se temía, y a pesar del meritorio esfuerzo de Tamames, la moción de censura de Vox ha resultado un episodio fallido que probablemente no va a tener consecuencias electorales en la cita del 28 de mayo. Un episodio que fue inundado con las artes ‘filibusteras’ de un Sánchez convertido en ocupa de cuatro horas del falso debate parlamentario.
Un tiempo más que excesivo que ellos sabían -como debía imaginarlo Vox- que Tamames no estaba en condiciones de igualar o superar ese tiempo de los ‘tochos’ de cuatro horas de Sánchez, cocinados en La Moncloa, a pesar de que el reglamento le permitía hacerlo.
Y esa estrategia de inundar el debate de ‘sanchismo’, a lo que también se le añadieron las intervenciones de los aliados Frankenstein de la legislatura, fue lo que dinamitó un debate sin debate. Entre otras cosas porque, como dijo Tamames, Sánchez utilizó su habitual ‘método Ollendorff’ para no responder a la preguntas del candidato sobre el claro deterioro nacional, democrático e institucional que sufre España.
Y así estaban las cosas al término de la primera jornada de la moción de censura de Vox que hoy concluirá con las intervenciones del PP y del PSOE y sobre todo con las últimas intervenciones de Sánchez y de Tamames antes de la votación en la que el candidato Tamames solo recibirá los 52 votos de Vox, la abstención del PP y la mayoría de la Cámara en su contra.
Aunque todavía falta por ver el acto final de una censura que, de momento, no parece que vaya a tener consecuencias en el ámbito electoral.