El partido no era entre Guardiola y Ancelotti. Ni entre Haaland y Vinicius. Era entre el Real Madrid y el City. El resultado dependía de un momento de decisión. Dominó el City, y en sus mejores momentos remató cuatro veces a gol que resolvió Courtois. Sobre todo, en el envenenado disparo de Rodri. El City manejó el balón al estilo Guardiola. Mucho pase, mucha posesión, mucho llegar al área de Courtois y poca pólvora. El Madrid estuvo a punto de aprovechar un par de errores ingleses y no lo hizo. Luego surgió la idea colectiva. Arrancó Camavinga, la tocó Modric, la volvió a jugar Camavinga y su pase final lo convirtió en gol Vinicius con disparo espectacular. El Madrid pasó media hora de sufrimientos y en cuanto pudo levantar cabeza y desactivar al City se hizo con el marcador. Otro disparo espectacular, el de De Bruyne, dejó la semifinal en el alero. Volver a Manchester con el empate podría dar lugar al optimismo. Contra el Madrid europeo es error. La pasada campaña ya padeció la decepción cuando lo tenía todo a favor. En el Bernabéu no hubo proclamación de finalista.
En el primer cuarto de hora pareció que veíamos un entrenamiento. Los madridistas se defendían con ánimo y sin renuncios de ninguna clase. Incluso Vinicius estaba en el área propia para defender. La zaga tenía en Camavinga el jugador capaz de salir con el balón. En el centro Rudiger se mostraba cual es: rudo, rustico y rural y se salvó de la amonestación por condescendencia del árbitro portugués.
Haaland, que necesitaba brillar para que el Madrid se convenza totalmente de lo importante que podía ser su adquisición, remató con el pie flojito y tampoco lo hizo efectivamente con la cabeza. Preocupaba su capacidad goleadora y pese ello no logró estremecer al Bernabéu. De Bruyne se cansó de lanzar saques de esquina. Y finalmente marcó el gol del empate.
Guardiola montó un partido a su estilo pero no contó con los errores defensivos que dieron a los madridistas la sensación de que el enemigo no era tan fiero. En la pasada temporada, el City se estaba llevando la eliminatoria y en dos minutos la perdió. Esta vez jugó sin ser dueño y señor del partido como se puede esperar de la calidad de sus jugadores. Reapareció Modric y tardó en hacerse notar. Kroos actuó de medio centro y jugador que no se distingue por la dureza se llevó la primera tarjeta. En puesto al que no está habituado se defendió como habitual de la zona.
El City hizo cuanto pudo con Rodri, que como es habitual no perdió un solo balón, con el bregar de Gundogan, las actividades de Rubén Dias y Bernardo Silva. Grealish y Haaland no hallaron el momento idóneo para batir a Courtois. El Madrid en menos de un cuarto de hora se había quitado de encima el agobio de los citizens y se había crecido y avisado de que no bastaba con arrinconarle en su campo para que fuera derrotado. En todas sus salidas encontró campo más abierto que el hallado por los adversarios que se toparon con el Madrid defensivo y sacrificado aunque perdía muchos balones y recuperaba pocos. Pero le bastó una de sus jugadas colectivas para poner la eliminatoria de cara.
El Madrid, en la segunda parte, salió menos acomplejado. Sobre todo, porque el marcador le era favorable y con su mayor persistencia en la posesión del balón logró igualar el juego y creó jugadas en las que el peligro era evidente. La decisión final está en Manchester.