Las cajas y la ofuscación del tamaño

Finalmente quedarán entre 12 y 15 cajas de ahorro con estructuras más o menos originales en función de la fórmula elegida para la consolidación de sus balances. Con notable torpeza se está planteando el rescate del sector como un asunto de tamaño, de suma de balances, sin percibir que se trata de todo lo contrario, en realidad muchos van a restar activos dañados, estructuras redundantes y costes innecesarios. El resultado final será bastante menos, aunque más solvente y viable.

Cuando el sector financiero de todo el mundo necesita reforzar sus estructuras de capital y mejorar los ratios de solvencia, las cajas de ahorro españolas se encuentran en el peor momento: nunca fueron tan débiles, nunca sus balances más dudosos y nunca sus estructuras de mando más pesadas e impotentes. Por eso necesitan ayuda externa, que sólo puede ser pública, por eso tienen que abrir en canal sus estructuras de poder y por eso tienen que asumir ajustes importantes, que aun no han empezado.

El mapa dibujado de fusiones o integraciones es elocuente. Dos cajas, las peores, se han ido por la gatera: la de Castilla La Mancha y la de Córdoba. Varias de las mejores (Caixa, Navarra, Asturias, Murcia, Unicaja) han asumido el liderazgo de procesos de integración, con o sin ayuda del FROB, que permitirán procesos de saneamiento y de consolidación con razonables garantías de éxito. Algunas otras bien gestionadas (las vascas, la aragonesa y las cuatro pequeñitas) se han quedado al margen de este proceso, aunque pendientes de decisiones posteriores. Y otras 17 cajas con problemas, encabezadas por Caja Madrid y las otras cajas catalanas, castellanas y gallegas, van a integrar sus balances para lograr un punto de partida con solvencia como para abordar la imprescindible y urgente limpieza a fondo que necesitan.

En ese contexto plantear el tamaño como dato relevante es pura vanidad, irrelevante. El tamaño se conocerá pasados unos años cuando el saneamiento esté consumado. Buena parte de las fusiones pertenecen a ese ejercicio de que uno más uno da uno, o menos de uno. Algo semejante ocurrió en la banca. Los dos grandes bancos que integraron siete de los ocho grandes bancos precedentes, nunca alcanzaron el tamaño de la suma de las partes, de hecho, en el mercado nacional, apenas han quedado a la mitad de la cuota de partida.

De aquí a fin de año, cuando se cierren los balances consolidados de los ocho procesos de integración en curso, es cuando se podrán presentar los mapas de tamaño y de rentabilidad como para hacer un ranking que tenga algo de credibilidad. El juego no ha hecho nada más que empezar, aunque a buen ritmo ya que no hay marcha atrás.

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