Credit Suisse ya no valía nada

Sede del banco Credit Suisse.

EUROPA PRESSSede del banco Credit Suisse.

La materia prima de los bancos no es el dinero, ni depósitos ni créditos, su sustento es la confianza, un complicado intangible que se pierde súbito, en un abrir y cerrar de ojos, por múltiples causas. Credit Suisse (CS) perdió la confianza de sus clientes por causas propias (mala gestión continuada y notoria) y ajenas, por contagio de otras crisis, y se vino abajo. Tenía tres salidas: la quiebra (como Lehman Brothers el 2008) con consecuencias difícilmente calculables en el resto del sistema financiero; la nacionalización con el estado suizo haciéndose cargo del problema y sus costes y consecuencias; o que otro banco con confianza se hiciera cargo de CS y asumiera la responsabilidad de salvarlo.

Esta última alternativa es, conforme a experiencias anteriores, la menos costosa y la más eficiente, pero requiere rapidez, no admite demora ni vacilación. Era posible el pasado fin de semana antes de que Credit Suisse de desangrase por salida de depósitos. En el caso de Lehman, con curioso parecido con CS por la cuantía del balance y por alguna de sus actividades, no quedó otra alternativa que la primera, la quiebra y sus efectos buscados y no buscados fueron catastróficos para todo el sistema financiero internacional. La opción C, que otros bancos se hicieron cargo de Lehman, no fue posible por la urgencia y la B, porque la administración Bush no estaba por la labor.

En el caso de Credit Suisse la voluntad del gobierno suizo y el compromiso de UBS para asumir el riesgo de adquirir al competidor histórico posibilitaron decidir rápido.

En principio Credit Suisse no tenía problemas de liquidez ni siquiera de solvencia inmediata, pero carecía de futuro inmediato porque sus errores eran notorios y los clientes retiraron su confianza y sin confianza nada es posible. Ayer Credit Suisse ya no valía nada; esos tres mil millones de francos suizos que UBS va a pagar a los accionistas de CS mediante acciones de UBS son una concesión por la urgencia. Más importantes son los compromisos asumidos por Suiza para garantizar una parte de las pérdidas que afloren y suministrar liquidez inmediata por si las moscas.

UBS tiene algo que ganar por su apuesta: clientela, mercado, un competidor menos… pero asume riesgo no del todo conocidos que tendrá que despejar a base de gestión extraordinaria. Tendrá que vender activos de CS, líneas de negocio, cerrar oficinas, despedir… en resumen gestionar una crisis con las incertidumbres que supone.

Tras esta crisis el mapa bancario suizo cambia, también el europeo. En este caso la crisis se ha resuelto a escala local, por los suizos, pero afectan al ámbito global a los llamados bancos sistémicos que son demasiado grandes para dejarles a su aire. Una de las lecciones de esta crisis es la de la rapidez, actuación con determinación y urgencia; cada minuto eran depósitos que cambiaban de banco.

Sobre el autor de esta publicación

Fernando González Urbaneja

Nacido en Burgos en 1950, licenciado en Ciencias Políticas y titulado en Periodismo.

Desde 1999 hasta el año 2006 profesor asociado del departamento de Historia Económica en la Universidad Carlos III.

En la actualidad es colaborador habitual de los diarios ABC y otras publicaciones. Desde noviembre de 2003 a diciembre de 2011 preside la Asociación de la Prensa de Madrid y desde abril del 2004 hasta septiembre de 2008 Presidente de la Federación de Periodistas de España (FAPE).

Autor de los libros “Rumasa” (Planeta, 1983); “Banca y poder, la pasión por ser banquero” (Espasa Calpe, 1993); “Ética en la empresa informativa” en “Ética y empresa, visión multidisciplinar”, (Fundación Argentaria-Visor, 1997).

El Gobierno le designó en mayo de 2004 como miembro del comité de expertos para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado.

Actualmente es Decano del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Facultad de Ciencias de la Comunicación Universidad Antonio de Nebrija.