Los jefes del gobierno y de la oposición se llevan mal y suelen escenificar sus diferencias sin límite, como si se tratara de un signo de identidad, como refuerzo de sus propias tesis. Sufren el típico dilema del prisionero que les conduce a la mutua condena y no a la opción que puede salvarlos a ambos. Lo cierto es que a la vista del bajo crédito de que gozan podrían ensayar una vía de consensos controlados por si funciona y tranquiliza a los ciudadanos y sobre todo, a los mercados.
Era improbable que llegaran hoy a acuerdos consistentes, pero da la impresión de que han alcanzado un cierto consenso sobre los asuntos de la agenda y que no han escenificado un manifiesto disenso.
Han consensuado las lineas básicas de dos proyectos de ley urgentes: el crédito extraordinario para socorrer a Grecia y la reforma de las cajas de ahorro. Sobre el primer proyecto era previsible el consenso, no había alternativa más allá de un sí…pero. El segundo es más complicado y habrá que ver si lo que acordaron los líderes lo secundan luego los gobiernos autonómicos que van a ver limitada su influencia en las cajas.
La reunión fue larga y la escenificación posterior pacífica. Pero la tormenta de los mercados sigue su curso. La unión monetaria en torno al euro va saliendo bastante maltrecha en esta crisis por la manifiesta carencia de autoridad y de procedimientos que se ha puesto de evidencia con la crisis griega.
Los rumores contra los países débiles del euro, alejados de la realidad en muchos casos, han reforzado esa idea de debilidad. Por si acaso muchos inversores han abandonado los mercados débiles o señalados, aumentando así su debilidad. Desde el Gobierno español no han reprimido el desdén y la crítica a los calificadores y a los especuladores, pero no han evitado las embestidas de ambos que elevan el precio de la deuda y complican la inevitable e imprescindible financiación.
Los ojos están puestos en la Bolsa como indicador de confianza pero el escenario central está en el mercado de deuda y más en concreto en la emisión de bonos españoles del Tesoro a cinco años de esta mañana que va a marcar precio para el futuro.
Tanto el estado español como los intermediarios financieros españoles necesitan financiación externa en cantidades elevadas e inmediatas. Conseguir esos recursos es esencial, no hay alternativa, de manera que conviene ir con cuidado y no excitar la codicia ni la ira de esos mercados que se comportan como manada de bisontes.
De momentos los especuladores, esos jóvenes desalmados de los mercados (y no tan jóvenes ni inexpertos) son necesarios para garantizar la financiación, de manera que mucha calma y más prudencia, para evitar males mayores.