Las urnas cerrarán a las 20:00 horas del domingo 28 (una hora más en canarias) conoceremos alguna encuesta de última hora que aproximará el resultado con altas posibilidades de error, aunque servirá para los primeros debates (inútiles) en las televisiones y para configurar el relato, el marco de conclusiones sobre la jornada con datos insuficientes.
Unas pocas horas más tarde empezarán a fluir los primeros datos del escrutinio que darán pie para nuevas conclusiones provisionales. Y, si todo funciona bien, que así debe ser, a primera hora del lunes, con todos los votos anotados se empezarán a dibujar las conclusiones definitivas sobre quien baja y quien pierde en estas elecciones. En algunos casos habrá que esperar a contabilizar los votos del exterior para asignar los últimos escaños municipales y autonómicos que pueden ser los marginales que determinan quién y cómo vaya a gobernar cuando se proclamen los datos definitivos.
Todas las encuestas detectan un alto porcentaje de indecisos, hasta un tercio, que complican la estimación de los resultados antes de contar los votos. No es fácil el trabajo de las empresas pronosticadoras, pese a su larga experiencia para cocinar los resultados brutos de los encuestadores, el ajuste fino de la adjudicación de los últimos escaños, los que determinan las mayorías para formar gobiernos.
Les sugiero que a las ocho de la noche no enciendan las televisiones ni escuchen la radio en sus programas electorales. Por ejemplo, váyanse al cine para evitar ansiedad y contaminación. Hasta muy avanzada la noche y el escrutinio los resultados son muy poco creíbles, los de las encuestas y los de las cien primeras papeletas. Hay que esperar hasta muy avanzado o concluido el recuento. Sin olvidar que serán dos recuentos, el municipal y el autonómico. Todo puede ir rápido pero antes de las primeras horas del lunes casi nada será seguro y las conclusiones con datos no fundados son palabras sin sustancia.
Estas elecciones están muy ajustadas, poco previsibles por el número de listas y por la lógica de los pactos. Si las europeas del 2014 modificaron el tablero político para debilitar el bipartidismo y recibir a dos nuevos partidos bisagra con pretensiones, las elecciones de mayo del 2023 pueden alumbrar un nuevo reparto de posibilidades. Hasta la madrugada del 29 no hagan cálculos, solo escenarios posibles.