La apelación al interés nacional suele esconder mentiras 

Pedro Sánchez, en su despacho en Moncloa. Imagen de archivo.

MONCLOAPedro Sánchez, en su despacho en Moncloa. Imagen de archivo.

Ben Bradley, director del Washington Post que lidió con el caso Watergate, decía que la apelación al “interés del estado” por parte de políticos que tratan de justificar lo injustificable suele esconder mentiras. Es una de esas recomendaciones de un periodista con oficio que conviene tener en cuenta a la hora de explicar algunas decisiones difíciles de justificar. Bradley animaba al escepticismo a la hora de interpretar las palabras de los políticos. Por eso el periodismo declarativo, tan habitual en estos tiempos, tiene tan escasa credibilidad.

Pedro Sánchez recurrió ante el Comité Federal del PSOE, y ante las cámaras de las televisiones allí presentes, al “interés de España” para justificar la amnistía de los implicados en el “procés” de independencia de Cataluña. Siguiendo la doctrina Bradley hay que hacer poco caso a ese argumento del “interés de España” que parece terminante. ¿Cómo no estar a favor de algo que se hace un interés de la nación? ¿Por qué creer que el interés de España está detrás de la amnistía?

Suena mal el argumento por su carácter terminante. Se puede entender que la amnistía conviene para garantizar la investidura lo cual resulta una explicación insuficiente por egoísta. Incluso aunque se revista del argumento de que se trata de evitar nuevas elecciones que pueden otorgar una mayoría absoluta a la derecha, resulta igual de egoísta y aporta elementos evanescentes.

El PSOE y sus aliados se han esforzado poco es justificar la amnistía sobrevenida tras los resultados electorales de julio, aunque es cierto que los favorecidos por esa amnistía tampoco han ayudado a esas justificaciones. Así resulta difícil adoptar la única decisión que garantiza la investidura, y nada más que la investidura, porque nada indica que cada decisión legislativa requerirá volver a negociar los mismos votos una y otra vez.

Sánchez es prisionero del “NO ES NO” con el que alcanzó la presidencia del gobierno, estrategia convertida en permanente. Llama la atención que una persona tan flexible en sus argumentos como Sánchez se muestra incapaz de salir de ese bucle de negación de cualquier alianza con otras fuerzas políticas con las que su partido ha mantenido a lo largo de los últimos cuarenta años una larga lista de alianzas legislativas.

Hay quien piensa que el cambio de régimen sea el objetivo final de Sánchez, pero no parece coherente con la trayectoria del partido; ni siquiera por el argumento del “interés de España”, ya que sería el interés de media España. La militancia del PSOE puede estar animada por el cambio de régimen, pero no parece que ese sea el sentimiento de su electorado. Por otro lado declinante ya que Sánchez aporta el mínimo apoyo electoral del socialismo en la etapa democrática.

La política nacional avanza a trompicones entre mentiras y tácticas cortoplacistas que solo auguran un camino incierto plagado de incertidumbres e improvisaciones. La lógica de la doble España condujo a catástrofes en el pasado, por eso fue superada en la transición y la posterior etapa democrática. Pero el No ES No retorna a esa lógica de las Españas enfrentadas. El “interés nacional” resulta un argumento sospechoso en estos momentos.

Sobre el autor de esta publicación

Fernando González Urbaneja

Nacido en Burgos en 1950, licenciado en Ciencias Políticas y titulado en Periodismo.

Desde 1999 hasta el año 2006 profesor asociado del departamento de Historia Económica en la Universidad Carlos III.

En la actualidad es colaborador habitual de los diarios ABC y otras publicaciones. Desde noviembre de 2003 a diciembre de 2011 preside la Asociación de la Prensa de Madrid y desde abril del 2004 hasta septiembre de 2008 Presidente de la Federación de Periodistas de España (FAPE).

Autor de los libros “Rumasa” (Planeta, 1983); “Banca y poder, la pasión por ser banquero” (Espasa Calpe, 1993); “Ética en la empresa informativa” en “Ética y empresa, visión multidisciplinar”, (Fundación Argentaria-Visor, 1997).

El Gobierno le designó en mayo de 2004 como miembro del comité de expertos para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado.

Actualmente es Decano del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Facultad de Ciencias de la Comunicación Universidad Antonio de Nebrija.