Los resultados semestrales de Inditex han pasado por los medios con referencias casi de oficio, uno más en la lista de cuentas publicadas por el centenar de grandes empresas que merecen atención por su carácter público o por su relevancia en el mercado. Los del semestre (febrero-julio) no son resultados disruptivos o sorprendentes, responden a la trayectoria de la compañía de Amancio Ortega que la fundó hace 38 años.
De los resultados se deduce que es la empresa más rentable y consistente del sector a distancia de las demás. Son cuentas aparentemente sencillas de entender, lineales y limpias. Casi 17.000 millones de euros de ventas en seis meses (15% en España) que generan un margen bruto (restando coste de esas ventas) de casi 10.000 millones. Supone un margen alto que se fundamenta en sistemas de producción muy eficientes. Los gastos de explotación, que incluyen personal, superan los cinco mil millones y dejan un margen operativo de 4.600 millones. Una cifra que apunta a un modelo de comercialización tan eficiente como el de producción. En resumen, que esta gente sabe muy bien como comprar, producir y vender.
Estas cifras comparadas con cualquiera de sus competidores en el todo el mundo les coloca en la cabeza por cualquier concepto. Una empresa nº 1 en casi todos los renglones de la cuenta de resultados, en cantidad y calidad.
A amortizaciones y depreciaciones que es el tercer epígrafe de la cuenta Inditex dedicó en ese semestre 1.500 millones que se justifican con un inmovilizado de 9.000 millones en su balance. Una cifras muy consistentes y ortodoxas, además de envidiables.
El final de la cuenta deja un beneficio bruto de 3.250 millones al que restar 732 millones por impuestos de sociedades (22,5%) para concluir con 2.500 millones de beneficios (casi el 15% sobre las ventas), un porcentaje que más que de un negocio textil comercial parece el de una tecnológica exitosa. Dos tercios de ese beneficio se dedicará a retribuir a los accionistas, que tendrán que atender sus compromisos fiscales personales.
El balance no es mucho más complejo que la cuenta de resultados recursos propios sólidos (16.000 millones), en buena medida autogenerados por reservas ordinarias, ninguna deuda financiera salvo por arrendamientos a largo plazo y cuentas con proveedores y mucha caja (10.500 millones) para mantener independencia y abordar nuevos proyectos.
Unas cuentas lineales en un grupo integrado (producción y comercialización), muy complejo en cuanto a logística y marketing y global, que opera en Europa, Asia y América, que merecen la calificación de excelencia en la mayor parte de los epígrafes comparativos.
Inditex, por su trayectoria, bien merece una crónica; más aún si tenemos en cuenta lo que arrastra aguas abajo con la Fundación de su promotor y propietario y el despliegue de su actividad inversora (inmobiliaria y mobiliaria) de Amancio Ortega para rentabilizar sus dividendos en la segunda ronda de los recursos generados.