Otorgar el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales a Hélène Carrère d´Encausse significa reconocer el mérito a una de las intelectuales francesas más relevantes. A sus 94 años la señora Carrère ejerce de secretaria perpetua de la Academia Francesa, de la que forma parte desde el año 2000 y acumula una obra de profesora e historiadora de primer nivel. Sus trabajos sobre Rusia la acreditan como especialista en la materia. Rusia, de donde viene su familia, ha sido objeto del trabajo de Carrère en profundidad y con anticipación de lo que podía ocurrir.
A finales de los años ochenta Hélène Carrère publicó “El triunfo de las nacionalidades. El fin del imperio soviético” y a finales de los noventa “Rusia inacabada, claves de la caída de un sistema político y el resurgir de un nuevo país”. Son dos obras, editadas en castellano de inmediato, de calidad que detectaban las corrientes profundas de la compleja sociedad soviética que agonizaba después de medio siglo de dominación y trasformación de uno de los imperios de Eurasia. Años antes ya había publicado la inviabilidad del modelo soviético, analizada desde el carácter profundo de los rusos.
Al trabajo académico sobresaliente de la premiada hay que añadir su compromiso político como eurodiputada por el partido republicano y su trabajo como activista cultural que completa una biografía sobresaliente. Sin perder de vista la singular personalidad de sus hijos, especialmente la del escritor/periodista/ensayista Enmanuel Carrère que hoy figura entre los grandes narradores franceses y europeos.
El premio a Hélène Carrère (Zourabichvili, de soltera) me lleva a pensar cuantos intelectuales de ese nivel existen en la sociedad española de su generación, la que protagoniza el fin del XX y principio del XXI. Y a pensar cuáles son las raíces de una cultura fértil en la aparición de talentos tan destacados.
Quizá la explicación más realista y efectiva tiene que ver con el sistema educativo. Carrère de origen ruso y georgiano se educó desde niña en Francia, en el sistema educativo laico y republicano que ha gozado de consenso permanente en la sociedad francesa, tan atribulada por guerras y conflictos como la española, pero capaz de tejer consensos básicos en lo fundamental. El jurado del premio ha elegido bien, a tiempo, antes de Carrère fallezca; cuando aun está en condiciones de preparar un buen discurso para la jornada tradicional en Oviedo. El conocimiento de la premiada sobre Rusia y los rusos hoy tiene más interés que nunca.