¡Hay que indultar ya a Enríquez Negreira y al Barça!

¡Hay que indultar ya a Enríquez Negreira y al Barça!

Después de indultar nuevamente y por vía de urgencia a Oriol Junqueras, para tratar de neutralizar inteligentemente la reciente e indecorosa interferencia del Tribunal Supremo en los planes del Gobierno, Pedro Sánchez debe poner en marcha inmediatamente otro indulto, esta vez preventivo, para el exvicepresidente de los árbitros José María Enríquez Negreira y por extensión para el Fútbol Club Barcelona.

Moncloa ya tiene en su poder los informes pertinentes para acreditar que sí el club azulgrana pagó a lo largo de los años más de siete millones de euros al citado responsable de los árbitros no fue para pervertir las reglas del juego ni para ganar indecorosamente, sino para tratar de paliar el opresivo poder centralista de Madrid. Fue, ha determinado un comité de expertos creado ad hoc a imagen y semejanza del de la pandemia, un simple acto de autodefensa y protección que, como poco, merece ser aplaudido.

Los informes que maneja el Gobierno de coalición son concluyentes y no dejan lugar a dudas y por muchas estadísticas que nos indiquen que bajo la protección de Enríquez Negreira al Barcelona le pitaron muchos más penaltis a favor y le expulsaron a muchos menos jugadores, y que cuando dejaron de pagarle se redujeron los penaltis a favor y aumentaron considerablemente las expulsiones, la única realidad es que el Barça se vio obligado a recibir asesoramiento arbitral verbal para mejorar su interacción con los trencillas en el terreno de juego, en aras a la buena educación deportiva y para evitar que estos le siguieran perjudicando como ha venido ocurriendo históricamente desde 1714. Así de simple.

Enríquez Negreira y el desaparecido Juanito.

Enríquez Negreira y el desaparecido Juanito cuando era jugador del Real Madrid.

El Ejecutivo es consciente de que todo lo que ha hecho hasta ahora en favor de un clima de cordialidad y entendimiento con Cataluña -de Gobierno a Gobierno- está muy bien. Pero hay que seguir dando pasos y adelantarse a lo que pueda venir, no vaya a ser que unos penaltis y unas expulsiones de nada puedan poner en peligro la cordialidad reinante entre Sánchez y Aragonés, o entre Aragonés y Sánchez que tanto monta monta tanto. “Todo sea por el buen clima”, afirman en el entorno del presidente. “Estamos resolviendo el problema de Cataluña”, concluyen con inusitada satisfacción.

Lo de los indultos ha estado muy bien, aunque al final no hayan resultado exactamente como se preveía, por el empeño de la Justicia en meterse en áreas que no son de su incumbencia. El torpedear al Tribunal de Cuentas tampoco estuvo mal. Y qué decir de la desaparición del delito de sedición -esta es una decisión de calado y de mucho futuro en los Països Catalans- y de la rebaja de penas por la malversación, aunque en esto último, repito, los jueces han vuelto a meterse en camisa de once varas.

Regar de millones a Cataluña con el dinero caído de Bruselas, es otro paso en la buena y correcta dirección, qué duda cabe. Y dejar meridianamente claro que siempre ha habido clases y que no todos los territorios del Estado son iguales para Sánchez es otra prueba de su buena voluntad para seguir manteniendo, al precio que sea, la actual concordia. Es innegable que el gobierno central se está esforzando, pero a lo mejor tiene que esforzarse todavía un poco más.

Y si Pedro Sánchez tiene decidido jugarse su futuro político y electoral en Cataluña y llegar en las próximas generales de diciembre a los 25 escaños que consiguió Carme Chacón -incluso hay quien afirma que está pensando seriamente ser cabeza de lista del PSC por Barcelona en lugar de hacerlo con el PSOE en Madrid- que mejor prueba de que el actual inquilino de la Moncloa también habla catalán en la intimidad que colocar al Barça y a la Masía, cuna de valores inextinguibles, por encima de toda sospecha.

La abundancia de pruebas ni debe confundirnos ni debe interferir en el camino a seguir porque la razón está con él. O dicho de otra manera, más periodística si se quiere: no dejemos que la realidad estropee un buen titular, ni por supuesto enturbie la seriedad de las intenciones climáticas del Gobierno. Porque el clima, claro que sí presidente, es lo único realmente importante.

Y porque, no nos engañemos, está muy bien lo de ser independentistas, muy independentistas, terriblemente independentistas, pero nunca a costa de que el Barça pueda seguir siendo, con Enríquez Negreira o sin él, campeón de la Liga Española. Si us plau.