Greguerías

Golondrinas

PixabayNido de golondrinas.

Como si estuvieran dentro de la casa, cantan los pájaros.

No sé si celebran mi pequeña alegría en la derrota, al haber salido como concejala, en el ayuntamiento al que me presentaba, que es donde vivo.

Hay un piar a mi alrededor de pollos recién nacidos, en ocasiones a tal volumen que me cuesta escuchar a quien me llama por teléfono, pero me encanta tener, no un tejado, sino un techo de pájaros que cantan bajo el cielo.

Hay un aire ya de verano seco y soleado y, cuando se moja la tierra, huele también a verano, cuando llueve y se evapora el agua y sube como un vaho de acera recién regada por la mañana.

Echo de menos las sensaciones, más que las cosas.

Ese olor de la mañana en la calle y el chirrido de los vencejos que vuelan más bajo a primera hora del día.

Se llama greguería al lenguaje de las aves.

Ramón Gómez de la Serna bautizó como “greguerías” a sus metáforas breves e ingeniosas, algunas tan maravillosas como: “El libro es un pájaro con más de cien alas”.

Aquí la greguería que se oye ahora mismo es, sobre todo, la del canto de los gorriones, que también duermen alrededor de la casa.

A veces pienso que si me fuera dejando las ventanas abiertas, me los encontraría dentro a mi regreso, como me encuentro al sol con las ventanas cerradas.

Tenemos hoy en Galicia un final de mes de mayo que es una gloria, con el aire tibio detenido sobre los montes azules y blanquecinos, y unos pájaros que no dejan de piar con la alegría que trae la proximidad del verano.

Hay también una alegría de cerezas maduras en las ramas.

Un final de primavera que es una fiesta de despedida.

No sé todavía qué haremos hoy.

Puede que nada.

Acercarnos al mar.

A mirar.

A echar la mirada a navegar escuchando a los charranes con sus chirridos de grillo por el cielo.

No sé qué haría sin los pájaros.

Sin sus greguerías.

Sin sus vidas por encima de las nuestras.

Siempre en vuelo.

Haciendo que alcemos la cabeza, y soñemos.

Sobre el autor de esta publicación

Mónica Fernández-Aceytuno

Nace el 4 de mayo de 1961 en Villa Cisneros (Sáhara Español).

Licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid se dedica desde 1991 a la divulgación de la Naturaleza en la prensa por lo que obtiene en el año 2003 el Premio Nacional de Medio Ambiente “Félix Rodríguez de la Fuente de Conservación de la Naturaleza” por su labor de difusión, y en el año 2007 el Premio Literario Jaime de Foxá.

El dos de octubre de 2008, se le entrega la Medalla de Honor del Colegio de Ingenieros de Montes al Mérito Profesional por su actividad en la prensa y en Internet.

Es columnista de ABC desde 1997, y colabora asiduamente en el suplemento NATURAL de ABC.

En 2007 funda el portal de la Naturaleza www.aceytuno.com, del cual es editora.