Samaranch potenció la economía y las relaciones políticas

Juan Antonio Samaranch fue el presidente del COI que mayor atención prestó a los comités nacionales con más dificultades económicas. Para todos consiguió dotaciones presupuestarias por medio del reparto general de los ingresos proporcionados por  los Juegos Olímpicos.

Para los países de economía con más precariedades potenció Solidaridad Olímpica, estamento que dirigía Anselmo López. Allí encontraban las subvenciones fuera del  presupuesto general. Al tiempo consiguió contratos con las empresas de material deportivo y vestimenta para viajes, entrenamientos y competiciones con lo que hubo ropa, instrumentos y entrenadores para todos.

Para conocer de cerca la realidad de cada comité  nacional trató de conocerlos todos. Los grandes sesiones del COI siempre se desarrollaron en ciudades importantes, pero sus visitas menos conocidas fueron aquellas en las que pisó territorios tan alejados como Mongolia y países de comité de pequeña medida como Barhein.

Una de las funciones que no abandonó jamás fue la de tratar de reavivar el movimiento olímpico en naciones en las que, por razones políticas, se había producido grave deterioro.

Visita importante fue la de  Iraq. Se entrevistó con Sadam Hussein en el palacio presidencial y por la noche cenó con el hijo de éste, el famoso y polémico Uday, en el Club de Yates de Bagdad. El recinto, que tenia anclado al lado el magnificó yate del dirigente, contaba con un restaurante lujoso.

A la cena únicamente acudieron Samaranch y sus tres acompañantes, más el Jeque Jaber al-Ahmad al-Sabah de Kuwait vicepresidente del COI, quien murió pocos después en la invasión iraquí. Fue el único miembro de la familia real kuwaití victima del ataque.

Samaranch apoyó la celebración en Kuwait de los primeros Juegos Islámicos. El jeque al- Sabah, también vicepresidente de la FIFA, saludó en el centro del campo a los capitanes e Irán e Irak. Era la primera vez que se enfrentaban después de su guerra. El COI trataba de promover la normalización de las relaciones de países enfrentados por medio del deporte.

La cena de Bagdad la presidió Uday quien se había erigido esa mañana en presidente del comité olímpico del país. Al destituido lo invitó a la cena. Samaranch le preguntó, entre otras cosas, por la decaimiento de la selección de fútbol, anteriormente mucho más potente en el área. Uday le prometió que se ocuparía de ella a partir de entonces.

La cena fue exquisita, nos dieron cocina internacional, pero Uday no compareció nunca, internacionalmente,  como presidente del comité iraquí.