El personal civil de la información después de la derrota del Madrid en el Camp Nou tiene cuestiones en las que entretenerse. En lo que se refiere al club del Bernabéu ya hay quien comienza a pensar que el equipo necesita relevos. De acuerdo. Entre algunos medios informativos da la impresión de que la selección importa poco porque a lo que se preguntó al seleccionador en su conferencia de prensa, no fue por la posible alineación, los relevos y las incorporaciones, sino por la ausencia de Sergio Ramos, jugador que lleva dos años fuera del equipo nacional. Da la impresión de que sin él no hay nada en la Roja.
Con la diferencia de doce puntos, para recuperar en doce partidos, hay quienes han renunciado a las posibilidades que el fútbol puede dar y no tienen otro motivo de conversación que la Liga de Campeones. A ella hay que acogerse y no como recurso, sino porque la historia ha demostrado sobradamente que en tal competición el Madrid es capaz de las mayores hazañas. Tengo la impresión de que a Ancelotti ya se le empieza a reprochar que consuma tanto chicle y que lo haga sin cerrar la boca lo que suele dar mala impresión. En cambio, hay que alabarle que tiene tanta categoría personal que no hay árbitro que le saque una tarjeta cuando sale a medio campo a reprocharle una decisión. (Para asaltar torreones hacen falta más…. Quiñones”, que dijo don Pedro Muñoz Seca en “·La venganza de Don Mendo”).
Con la victoria ante el Liverpool a nadie le cupo en duda que el Madrid tiene suficiente para retener titulo. Perder con el Barça y alejarse de la primera posición de la clasificación ha sido razón suficiente para hablar de Mbppé y Haaland como fichajes indispensables para soñar con un futuro mejor. Es pronto para pesimismo generalizado. Europa puede ser el clavo ardiendo.
Posdata. En las transmisiones televisivas los relatores abusan de la palabrería. Recuerdan constantemente a narraciones radiofónicas. Parece como si algunos les pagaran por el número de palabras pronunciadas. Gusta oír los comentarios de Álvaro Benito.