No es de recibo que la selección española tenga que jugar hoy partido a vida o muerte. No es aceptable que tenga que disputar lo que suele denominarse una final. El equipo, en realidad, salvo la pasada Eurocopa, ha vivido siempre al borde del abismo hasta caer, como mucho, en cuartos de final. En Sudáfrica no ha habido excepción. La derrota con Suiza ha sido tan grave como las sufridas con Austria en Argentina, con Nigeria en Francia o el empate en Mestalla, en el 82, con la propia Honduras.
Vicente del Bosque, quien ha afirmado que no habrá bandazos, que no se cambiará un sistema por otro diferente, alineará dos delanteros en lugar de uno, como hizo en el primer partido, y saldrá con un extremo derecho. El seleccionador había previsto el plan A para seguir el método que llevó a la conquista de la Eurocopa, jugadores con toque y persistencia en la posesión del balón. También tenía su segunda fórmula con extremos y delantero rompedor. Hoy es sistema mixto.
Buscar en el ataque la entrada por la banda derecha con la velocidad y habilidad de Navas puede facilitar la tarea de Torres en el centro y la llegada de Villa por la izquierda del ataque, quien de esta manera tendrá vigilancia menos estricta.
El fútbol más tradicional, el clásico, suele dar buenos resultados y España tiene con Torres y Villa dos opciones de remate aunque al primero le va más el juego al contragolpe que aguardar la llegada del balón desde la banda. Lo que no cuadra en la alineación es la obcecación en juntar a Xabi Alonso y Busquets en el centro del campo. Ambos se lucen más en tareas defensivas que lo contrario a pesar de que el guipuzcoano tiene buen disparo desde fuera del área.
El problema está en la función que desempeñan y que es muy similar. Ocupan, sin darse cuenta, y por costumbre, la misma parcela y con ello se sobrecarga una tarea. Para esa labor en la Eurocopa bastó Marcos Senna. Con el hispanobrasileño del Villarreal, la selección pudo alinear más artistas juntos en el centro: Xavi, Iniesta, Cesc y Silva. Xabi Alonso era suplente y reforzarle con Busquets es pérdida de juego en la zona.
Cuando hay que luchar contrarreloj, con ansiedad, agobiados por la necesidad de ganar, surgen hasta historias tiempo atrás inimaginables. La prensa inglesa encontró morbo en Casillas. El problema no es que tenga novia, sino que últimamente no ha estado a la altura de temporadas anteriores.
Honduras no debería ser adversario al que temer. Sin embargo, ahora, hasta tomamos precauciones porque ya no cabe otro tropiezo.