Javier Clemente fue excelente futbolista en el Athletic Club hasta la grave lesión que padeció. En aquel San Mamés en que se recitaron delanteras que acababan como Panizo y Gainza, Javier compuso con Rojo el ala izquierda que pudo haber sido también histórica de no haber ocurrido el percance. Clemente, popularmente Javi, fue seleccionador nacional que contó con la total confianza del presidente federativo, Ángel María Villar, su excompañero bilbaíno y por ello se mantuvo en el puesto más tiempo del que desearon algunos medios informativos.
Clemente no caía bien porque no se arredraba ante nada y ante nadie. Era de firme carácter y no se escondía cuando tenía que mantener una discusión polémica. El final de su mandato como seleccionador no llegó por perder con Italia o Francia, pongamos por caso, ni por quedar eliminando en un torneo, sino por perder con Chipre. Hasta ese momento había vadeado todos los ríos que se le pusieron en el camino, Sorteó toda clase de campañas en las que se llegó al descrédito como técnico dado que los resultados de la selección no eran acordes con la calidad de los jugadore, ni los sistemas que se proponían. Todo era pasable menos perder en Chipre, selección que estaba en lo que podríamos considera tercera división europea.
El equipo, visto desde hoy, fue de lujo y pese a ello llegó la derrota. Clemente salió tocado de aquel encuentro. No hubo quien lo defendiera y la Federación no tuvo otra salida que darle la boleta. Hubo presiones de todo tipo para que se alejara de la selección. Clemente se ganó la animadversión de aficionados, dirigentes y hasta de gentes del gobierno. La Roja había salido malparada de la Eurocopa del 96, y el Mundial del 98. Perder en Larnaca fue considerado humillación nacional y Villar y Clemente tuvieron que llegar a un acuerdo para que el éste abandonara su puesto. En su despedida tuvo las últimas frases contra la prensa. Tiempo después, recuerdo que coincidí con él en una mesa redonda en Asturias y el público que llenó el recinto reaccionó de manera que al final me quedé con él porque temí lo peor. Salimos cuando el personal se había marchado y se habían calmado los ánimos.
La vuelta del equipo nacional a Chipre ha reabierto aquella función que acabó siendo dramática. Luis de la Fuente tiene asegurada la clasificación para la Eurocopa y en Chipre sólo se juega el primer puesto del grupo. Todo parece indicar que las llamadas de jugadores como Grimaldo va a proporcionar cambios. El seleccionador actual no buscará en Chipre otra ventaja que no sea la de dar cabida a jóvenes jugadores con porvenir y de los que cabe esperar permanencia en la selección. Probablemente, volverá la titularidad Yamine Lamal. De la Fuente quiere una generación de su estilo.
Posdata. Los entrenadores, reunidos con el Comité Técnico de Árbitros, han salido del encuentro con las mismas dudas. El VAR vale, pero al final prevalecen las interpretaciones personales. Seguiremos igual.