La eliminatoria tenía muy escasa discusión. El resultado del partido de ida proporcionaba al Madrid ventaja que admitía un encuentro sin grandes problemas. Ancelotti, que anunció que no había que tener relajaciones sacó al mejor de los equipos posibles. Fue alineación de lujo. Con ella le bastaba para dominar el juego y evitar que el Liverpool tomara algún respiro. Ya en el minuto 78, la ventaja se acrecentó con un gol de Benzema y a partir de ese momento Ancelotti, que en principio tomó precauciones, con todo vendido echó mano de la fiel infantería y contó con Ceballos, Asensio, Rodrygo y Tcchuameni. el juego acabó sin sobresaltos. Fue meritoria la labor de los jugadores del Liverpool que lucharon hasta el final como si en ellos se mantuviera la esperanza.
Hubo algunos momentos en que los ingleses trataron de mejorar su posición e incluso obligaron a Courtois a detener dos balones que sin su aparición habrían sido goles. Alisson también tuvo que dejar sentado que su presencia en el campo tenía casi como objetivo evitar que le volvieran a golear. El mejor disparo de Camavinga lo desvió a córner por encima del larguero y también evitó que Vinicius, en oportunidad de gol cantado, aumentara la diferencia de lo vivido en Liverpool.
El Madrid de acuerdo con las instrucciones recibidas no se relajó e intentó batir a Alisson para dejar constancia de que lo que hizo en Anfield podía repetirlo en el Bernabéu. El conjunto inglés por medio de Darwin Núñez y Salah presentó sus credenciales de estirpe goleadora en un par de ocasiones, pero todo fue inútil porque salvo el error de Rudiger, que aportó un susto a Courtois, que quedó en solo susto, el juego con algunas alternativas y la buena disposición competitiva de los jugadores no sirvió para que el púbico hallara recompensa a su presencia en noche de la que se podía esperar poco.
El Madrid dio descansos porque el domingo se juega la Liga en el Camp Nou. Ganar allí daría al campeonato nueva dimensión. Perder sería casi el adiós.
Posdata. Más madera. Más Negreira. La cuestión está en manos de los jueces. Y Laporta sin dar explicaciones.