El acuerdo entre el Unión Europea y Gran Bretaña sobre la frontera irlandesa tenía que llegar a poca buena voluntad y pragmatismo de ambas partes. El nuevo primer ministro Rishi Sunak, “probrexit” desde primera hora, escora más hacia el pragmatismo que al fundamentalismo y sabe que para remontar su credibilidad y la de su partido necesita más de lo primero que de lo segundo. Por eso se ha implicado a fondo para alcanzar un acuerdo con viajes, consultas y diálogo con Belfast, Dublín y Bruselas que desbloquea la situación y puede satisfacer a todas las partes que han cedido lo suficiente.
El acuerdo, pendiente de concretar en sus últimos detalles, acredita que con voluntad e inteligencia cabe la concordia. El Brexit ha sido el gran argumento de los conservadores británicos para lograr una mayoría de gobierno. Ganaron el referéndum cuando estaban dispuestos a perderlo y consumado el divorcio con Europa, con una mayoría arrepentida del resultado, pero convencida de que no hay marcha atrás a corto plazo se trata ahora de minimizar las pérdidas y alcanzar acuerdos suficientes.
El riesgo mayor era para el Reino Unido que se enfrenta al riesgo de la ruptura con Irlanda y el retorno al concepto de la Gran Bretaña (Inglaterra + Escocia + Gales) con la inquietante decepción de los unionistas norirlandeses que pierden influencia con el paso de los años y el efecto de la demografía.
El acuerdo que han alcanzado Úrsula von der Leyden y Rishi Sunak con la fórmula inteligente con un carril verde (sin exigencias aduaneras) y otro rojo (con aduana) que no satisface del todo a los extremistas de ambos lados pero les reduce a una minoría no determinante.
Sunak dice que la UE y el Reino Unido son una “familia de naciones” lo cual significa rebajar tensión y aparcar el argumento de que Bruselas es el obstáculo para el crecimiento británico. Ahora los conservadores y los brexiteros tendrán que afrontar los problemas reales de esa sociedad que fue imperial y poderosa y ahora es solo una potencia de segundo orden en la comunidad de las naciones. Al mismo tiempo la unión Europea gana capacidad de maniobra aunque pierda ese incómodo activo que era Londres.
El acuerdo significa pasar página a la huida británica de la Unión que ha tenido un coste menor del previsto por los euroescépticos. No es momento de pensar en la reversión del Brexit que se tomará su tiempo y que llegará en algún momento de la próxima década. Sunak puede ofrecer a sus electores resultados, capacidad para solucionar problemas y salir de un laberintos que escondía la salida.