Georgina, Ucrania… y algo de nosotros

Georgina, Ucrania… y algo de nosotros

EFEEl presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, durante su discurso ante la Eurocámara.

La guerra de Ucrania cumple lamentablemente un año la próxima semana y los medios americanos bien informados cuentan que el Gobierno estadounidense desde Biden hasta Blinken, pasando por varios subsecretarios de diversos departamentos han pasado el mes de enero haciendo un doble lobby: primero con las autoridades de Ucrania remachándoles que los dos próximos meses van a ser decisivos, que Kiev debe quizás olvidarse de defender Bahmut a toda costa por mucho simbolismo que la localidad haya adquirido y ha de percatarse de la necesidad de defender otros frentes e incluso avanzar en alguno de ellos.

Washington tiene la creencia de que Rusia ha colocado ya unos 300.000 efectivos en Ucrania y en un par de meses podría situar otros 100.000. A la larga los recursos humanos del gigante pueden resultar muy superiores a los del país invadido. Sobre todo si se tiene en cuenta que a Putin no le preocupa mayormente sufrir 300 o 400 bajas diarias a lo largo de una semana.

El segundo frente estadounidense viene siendo mantener la unidad en los aliados europeos y pedirles que los remilgos políticos para ayudar a Ucrania deben ser sólo los justos, y que la roñosería en la asistencia debe ser desterrada en estos momentos cruciales. Por eso, para vencer las reticencias germanas, Biden anunció que Estados Unidos proporcionará unos 30 tanques Abrams a Zelenski. Gracias a ello el canciller teutón ha dado luz verde para que tanques Leopard fabricados en Alemania y adquiridos por aliados europeos puedan ser cedidos a Kiev. Los optimistas aseguran que en pocas semanas Ucrania puede contar con 70 de esos vehículos que resultarían vitales para detener la temida ofensiva masiva rusa.

Las gestiones con Francia y Alemania han sido completadas con otras insistentes ante Holanda para que ceda lanzadores de defensa antiaérea, el primer ministro Rutte ha accedido, y Biden visita Polonia dentro de unos días para consolidar otro frente.

En este baile de contactos ha surgido una respondona, la primera ministra italiana Giorgia Meloni, disgustada por que cuando Zelenski visitó hace escasas fechas Francia, Macron invito a canciller alemán a que asistiera al encuentro. Ella se sintió herida pregonando que ya está bien de que Francia y Alemania intenten ser los únicos interlocutores europeos.

Meloni estaba en campaña electoral en las dos regiones más importantes de Italia, Lazio y la Lombardia dominada ésta por la ciudad de Milán. Le hería que en esas fechas los dos “grandes” europeos la ningunearan. El periódico La Repubblica tituló “¿Aísla la Europa de Zelensky a Meloni?”. Es posible, lleva el calificativo de extrema derecha y eso en muchos círculos europeos da repelús. Sin embargo, en el Lazio y Lombardía no ha producido dentera, al contrario. El triunfo de su coalición( Fratelli, La Liga y Forza Italia) en ambos sitios ha sido inequívoco siendo Fratelli el partido de la primera ministra el más votado de los tres. Los otros dos han descendido. La señora Meloni tiene fuelle aunque los celos pueden triturar cualquier coalición. Berlusconi, de Forza Italia, ha hecho unas declaraciones anti Zelensky que por lo llamativas son un disparo en la línea de flotación de Doña Georgina.

¿Y qué hay de lo nuestro? ¿Participamos en ese baile en que papá Biden corteja, con visitas, desplazamientos, a propios y extraños, se nos margina o se nos dará entrada trasnochadamente? No lo sabemos aunque uno tiene la impresión de que en esta ocasión no contamos mucho por nuestra cicatería o incluso porque Pedro I el Mentiroso cree conveniente tener un perfil bajo en tiempos electorales. O por las dos cosas.

Sobre el autor de esta publicación

Inocencio Arias

Andaluz, es un veterano diplomático con más de cuarenta años en la profesión y que ha ocupado cargos importantes en el Ministerio de Exteriores con los tres gobiernos anteriores de la democracia.

Ha sido, curiosamente, Portavoz Oficial del Ministerio con la UCD, el PSOE y el PP amén de Secretario de Estado de Cooperación (segundo cargo del Ministerio) con el PSOE de F. Gonzalez y Embajador en la Onu con el PP de Aznar, etc.

Fue durante dos años Director General del Real Madrid. Ha sido profesor en la Complutense y en la Carlos III.

Ha colaborado profusamente en varias publicaciones, radio… y publicado tres libros: “Tres mitos del Real Madrid”( Plaza y Janés), ”Confesiones de un diplomático”(Planeta) y recientemente con Eva Celada “La trastienda de la diplomacia” (Plaza Janés) que ha agotado en poco tiempo tres ediciones.

Es seguidor del Real Madrid y forofo de Chejov, Mozart y Di Stéfano.