De qué sirve prolongar la vida si nuestra cabeza se despista. Si se llena de olvido y las palabras ya no llegan como deben llegar; si los recuerdos no ocupan el sitio que les corresponde y las imágenes de entonces no se corresponden ya con la realidad vivida. Si la locura, al fin, llena los armarios de la mente y los desordena. Una cama desordenada, un ropero desordenado. Una casa desordenada. La vida desordenada.
Su mirada transmite miedo, rabia, urgencia. Sabe que el tiempo se acaba y la locura, porque así la llama, la atrapará. Entonces dejará de ser lo que es. Cuenta, con urgencia, la urgencia por el tiempo que se va, el miedo que sintió cuando el monólogo que debía interpretar no le llegaba a la cabeza y menos aún a su boca. La angustia de ir y venir y volver para que le dijeran. Para saber, aunque intuía. Se llama Alzheimer. Al menos tenía una respuesta. Y una sentencia. Porque sabe que la locura, porque así la llama, digo, corre más que ella y al final le borrará la memoria y la vida.
En la última escena de este programa de televisión que hiere el alma, ella sube al escenario. Y siente. Lo que hubo y todavía hay. Es un momento de felicidad. También de miedo. La actriz Carme Elías tiene Alzheimer y lo cuenta a cámara. Cuenta a cámara su experiencia, su convivencia con una enfermedad que le destruye poco a poco el cerebro y que, sabe, no tendrá tiempo, por más que la ciencia avance, de superar. Ella convive con Al. Es el nombre que le roba las palabras, los recuerdos.
Atrapado en el sofá veo y oigo a un hombre sabio. Su reflexión sobre la vida es la reflexión sobre el tiempo. Podemos, y así será, sumar años. Llegar a los cien o a los ciento diez o quizá más. Pero, ¿cómo? Esa es la pregunta.

El cardiólogo Valentín Fuster.
Valentín Fuster, cardiólogo, habla de la calidad de vida. Dice, incluso, que si él volviera a empezar su carrera profesional se dedicaría a investigar sobre el cerebro. Que esa es la clave del futuro. Porque, intuyo, las piezas del cuerpo se podrán cambiar, regenerar, sustituir. Pero el cerebro...
Se sabe mucho y nada sobre nuestra mente, sobre las conexiones neuronales. Se consigue, escucho, que personas con daños en la cabeza recuperen la movilidad, el habla... Veo cómo una máquina única en el mundo es capaz de navegar por la mente, ver las conexiones neuronales y estudiar, así, su funcionamiento. Química y electricidad.
Fuster es una alarma. Una alarma sobre el descuido de la vida. Sobre las prioridades. Sobre lo importante. Lo importante no es ganarle tiempo al tiempo, sino cómo se le gana tiempo al tiempo. No llegar más lejos, sino procurar llegar más lejos con los recuerdos intactos, las palabras precisas, las caricias reconocibles..
Veo, escucho y siento el silencio con el que hablo de vez en cuando. Pasa el tiempo y lo dejamos ir. Cargado de nadas que creemos que llenan la vida. Pensamos en la vida infinita cuando sabemos que tiene fin. Que el fin puede ser, incluso, la locura.
Post scriptum. Este texto surge tras el visionado del programa "10.000 días", de RTVE, presentado por Carlos Franganillo y emitido el jueves 16 de febrero en La 1. Un programa de un contenido y una calidad excelentes.