No lo vas a entender. Si no tuviste una abuela capaz de revolear una bufanda al viento al grito de ¡Argentina, Argentina!, no lo vas a entender.
Si tu mamá no prende todas las velas, desempolva todas las estampitas y reza todos los rezos, no lo vas a entender.
Si tu hermano no es capaz de parar la vida para ver un partido de Argentina, no lo vas a entender. No.
No lo vas a entender si no tenés una hermana que cierra los ojos, que no ve el partido porque se enferma y rechaza venir a casa a ver la final porque yo soy cabalera, ché, y no me muevo de acá.
No lo vas a entender si no te parás y no te ponés la mano en el corazón y cantás el himno hasta perder la voz ¡o juremos con gloria morir!
No lo vas a entender si no tenés la bandera en el fondo del armario, vieja y ajada, pero es la bandera de los mundiales -al lado, la de Uruguay, que no ni no-, llena de lágrimas y de la concha de la lora y la puta que lo parió como fallaste eso Pipita.
No lo vas a entender si no te acordás que te importó un huevo que 'el Diego' metiera el gol más tramposo de la Historia porque se lo metió a Inglaterra. ¿Te acordás de Las Malvinas? Tomá, ahora te hago el gol de la vida. Todo lleno de ingleses derrotados por el camino.
No, no lo vas a entender si no sabés que Rensenbrink nos congeló el alma con un tiro al palo en el campeonato del '78, el Mundial de los milicos hijos de puta, el del exilio. Blanco y negro. No lo vas a entender si no sabés quién es el 'barrilete cósmico'. Ni lo vas a entender si no odiaste a todos los tanos que silbaron el himno en la final del '90.
No lo vas a entender si no tenés en el armario un pullover que huele a Argentina, si no pasaste calor en Navidad, si no te acordás del tuco que preparaba el abuelo, si no te comés el dulce de leche a cucharadas para volver a las calles de Buenos Aires, la infancia.
¡Qué carajo vas a entender si no entendés que Di María meta el gol de su vida y se ponga a llorar en mitad de la cancha! Corré, pelotudo, que el partido sigue. Pero llorás como él. ¡Vamos, Fideo!
No, vos no lo vas a entender; por eso no te lo voy a explicar.