- III -
Por seguir un poco el orden cronológico en estas citas de andaluzas ilustres, conviene recordar a Carmen Calvo, ministra que fue de Cultura antes que vicepresidenta primera del Gobierno. De ella procede la celebérrima frase de que “el dinero público no es de nadie”, dogma muy bien recibido por los mangantes de toda clase y condición para llenarse los bolsillos sin perjuicio, al parecer, del prójimo. Los de la mano larga a la sombra del poder, en los partidos, los sindicatos, las organizaciones empresariales y las administraciones en general deberían levantar una estatua de cuerpo entero a quien convirtió el erario público en “res derelicta”, o sea, destinada a que la haga suya el primero que así lo desee.
También se lució asegurando que era el único ministro o ministra que “a las doce de la noche está aún en algún sitio”. Cabría preguntarse dónde estarían sus colegas a esa misma hora. ¿En la nada? ¿En el vacío? ¿En algún espacio virtual? ¿Quién lo sabe? Y muy bonita la mezcla de churras y merinas en aquello de “los prostíbulos son el Guantánamo de los jóvenes”.
En su haber hay que poner asimismo su desenfadado enredo de “pixie y dixie”, su afirmación de haber sido antes cocinera que fraila, su petición de que “la ONU legisle para todos los planetas” y, ya como vicepresidenta del Gobierno, en diciembre de 2020, la invención del palabro “expertitud”, probablemente más feo todavía que la “disparatez” acuñada por Moratinos cuando era nuestro ministro de Asuntos Exteriores.
Ya fuera de Andalucía, pero no muy lejos, nacieron las “soluciones habitacionales”, un invento de la extremeña María Antonia Trujillo, ministra de la Vivienda, para referirse a unos apartamentos pequeñitos que el gobierno se proponía construir en grandes cantidades. Como un eco de las palabras de María Antonia Trujillo suena otro bello decir de Fátima Báñez, luego ministra de Empleo y Seguridad Social con el PP. La triste realidad de los centenares de miles de españoles que se ven obligados a buscar trabajo en el extranjero se despacha con una aséptica “movilidad exterior”. Los expatriados y emigrantes por necesidad no existen.
Pero es de nuevo en Andalucía donde encontramos un ejemplo casi único de palabrería hueca y ofensiva para cualquier oyente. Magdalena Álvarez, Malena para sus amigos y ministra del partido de la gaviota, se lució tratando de justificar en el año 2009 que las máquinas quitanieves se quedaran varadas en mitad del temporal:
“Si la borrasca cambió de forma impredecible, no se puede predecir, y si no la predicen quienes la tienen que predecir ¿cómo quieren que la vayamos a predecir aquellos que estamos esperando la predicción?”
Lo de “antes partía que doblá” fue, por el contrario, una feliz concesión al lenguaje popular. Vaya lo uno por lo otro.
Carmen Chacón, almeriense de Olula del Río pero afincada en Cataluña, dedicó a la muerte de Gabriel García Márquez un bello canto literario: “Oigo al mundo llorar al unísono la muerte de Gabriel García Márquez y recuerdo cuán azarosas son las fronteras, cuán de Macondo somos todos”. Un desahogo poético de quien fue ministra de Defensa.
(Seguirá)