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Carmen Romero, profesora de Lengua y Literatura española, si no estoy equivocado, y esposa entonces del presidente del Gobierno, Felipe González, inició la renovación del castellano o español como uno de los medios más eficaces para combatir el machismo, la discriminación de la mujer y su ocultación en el lenguaje. Su lógica es tan sencilla como convincente. Si hay jóvenes, también habrá “jóvenas”. A partir de ahí todo lo demás se nos dará por añadidura.
Bibiana Aído, mujer de honda formación folclórica y ministra socialista de Igualdad, dio el segundo paso. El gobierno sería un órgano sexísticamente dual con miembros y “miembras”. Aunque el nuevo vocablo (o vocabla) suena bastante mal, el progreso es el progreso. No sorprende que en la RAE haya quienes se pregunten si en el nuevo español no habrá que llamar miembro al brazo y miembra a la pierna. Por lo demás, Bibiana no se quedaba en la gramática pues sus conocimientos se extendían a otras muchas disciplinas, entre ellas la biología y la astronomía.
Así, ante el asombro del viejo academicismo, aseguró que el feto era un ser pero no un ser humano. Se espera con impaciencia que, si sus tareas en un alto organismo de la ONU se lo permiten, complete su aserto con el calificativo que corresponda. ¿Será un feto cuasi humano? ¿O se referirá a una especie animal ya extinguida? ¿O será un superhombre “in fieri”? La ilustre bióloga nos debe una respuesta a la interrogante que ella misma ha abierto.
Desgraciadamente, tampoco parece que esta exministra haya tenido mejor fortuna con su apotegma astronómico. Primero porque pudiera confundirse con un horóscopo, y segundo porque la realidad ha sido muy distinta. Se trataba de un “acontecimiento interplanetario” basado en una serie de coincidencias entre Obama, presidente de los Estados Unidos de América, y José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno del Reino de España, dos líderes gemelos para el progreso de Occidente. Sus fechas de nacimiento, así como el número y el sexo de sus descendientes (o descendientas) directos (o directas), conformarían la sólida base de tan llamativa consideración.
Leire Pajín, también ministra en sus tiempos, advirtió al personal sobre un encuentro interplanetario. He aquí sus palabras: “Les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta, la coincidencia, en breve, de dos presidencias progresistas a ambos lados del Atlántico, dos liderazgos, una visión del mundo …”. Se refería al presidente norteamericano Obama y a nuestro presidente Rodríguez Zapatero. Huelga el comentario.
Volviendo al lenguaje políticamente correcto, el cuarto nombre corresponde por méritos propios a la que fue presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. En sus tiempos como Secretaria de Organización del PSOE andaluz dio una zancada de gigante en la buena dirección. No contenta con el invento de alguna palabra en particular, pasó a las frases completas. El Partido Socialista dispondría, según dijo, “de los mejores y mejoras candidatos y candidatas”. Una pica en el Flandes de la lengua castellana, dicho sea pedantemente también.
(Seguirá)