La derecha que lidera Alberto Núñez Feijóo está llena de razones frente a los disparates y los pactos de Pedro Sánchez, pero carece de una estrategia -no saben qué hacer con Vox-, una eficaz política de comunicación y cohesión tras reorganizar la alta dirección nacional del PP.
Y aunque es cierto que Pedro Sánchez tiene una legislatura difícil por delante que puede derribar su Gobierno en cualquier momento, también es cierto que Alberto Núñez Feijóo no puede, ni debería, de estar a la espera de acontecimientos, ni conformarse con el éxito de las masivas manifestaciones, como la del pasado sábado en Madrid.
Ni tampoco puede aceptar Feijóo que sus barones regionales vayan a su aire y actúen como versos sueltos. Ni en Madrid por la ambición de Ayuso, ni en otra región española.
Como lamentablemente ocurrió, de una manera precipitada y caótica, con Carlos Mazón (un gran culpable) en Valencia al empeñarse en pactar con Vox antes de la jornada electoral del 23-J. O con la pintoresca Guardiola en Extremadura desde donde presumía que ella no obedecía las órdenes de la dirección nacional del PP.
Tampoco se entiende que el PP se conforme con la existencia en España de dos canales de televisión nacionales de información general y continuada, tal y como ocurre con La Sexta TV (propiedad de un grupo de comunicación conservador, Atresmedia) y con el canal estatal de TVE 24 horas. Dos cadenas de televisión que están al servicio de Pedro Sánchez.
Y todo ello mientras los medios conservadores, cada vez más radicalizados contra Sánchez, no entran ni influyen en el centro sociológico de la política y la comunicación, donde los medios sanchistas, como El País, se mantienen en posiciones de influencia.
Con este panorama político y esos mimbres en la comunicación es muy difícil que nada cambie en España o que se logre la repetición electoral. Salvo que los tribunales bloqueen o declaren inconstitucional la Ley de la amnistía y en ese caso se rompa la coalición de Sánchez.
O salvo que se desate un conflicto entre Junqueras y Puigdemont. Pero tal y como están las cosas estas dos opciones no dependerán de las iniciativas ni del control de Sánchez o de Feijóo.
Aunque está claro que mientras tanto Sánchez tiene el poder y el PP, tiene por delante muchas y urgentes cosas que hacer y arreglar, la pesada carga de la Oposición.