Las declaraciones del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, sobre el debate de la moción de censura (que él no ha visto ni presenciado) y que ha calificado de ‘esperpento y de espectáculo impropio e improductivo’ son lamentables. Y de todo punto inadmisibles, viniendo como vienen de un fantasmal líder de la Oposición, que no se atrevió a presentar él, la moción de censura cuando Pedro Sánchez anunció la reforma del Código Penal.
Y todavía tiene Feijóo la desvergüenza política de descalificar a Abascal y a Tamames por haber tenido la decencia y la gallardía, que no tuvo Feijóo, de enfrentarse a Sánchez en defensa de la legalidad y de la dignidad nacional.
Y a la espera estamos, porque ese momento llegará, de ver a Feijóo y a la inefable Isabel Ayuso (otra que tal baila contra Vox) arrastrándose hasta la sede de Vox para implorar a Abascal que les ayude, tras las elecciones del 28-M, a formar gobiernos municipales y autonómicos. Salvo que Feijóo esté convencido de que obtendrá mayorías absolutas en toda España, lo que al día de hoy es imposible de imaginar.
Abascal y Tamames hicieron lo que debieron y todo lo que, muy dignamente, pudieron durante el debate de censura. Y fueron muchos los votantes del PP e incluso del PSOE moderado los que durante dicho debate estuvieron más cerca de Tamames que de Sánchez.
Pero por lo que se ve Feijóo -que le acaba de aprobar a Sánchez la Ley del ‘sí es sí’ para salvar Gobierno Frankenstein, estaba con Sánchez. Porque Feijóo necesitaba el fracaso de Vox -que no llegó- para justificar y tapar su personal ‘cobardía’.
Y, además, sorprende el empeño que tiene Feijóo en presentarse como el dueño de Vox, hasta el punto de decirles lo que tienen que hacer y lo que no pueden hacer, como lo pretendió inútilmente con la moción de censura.
De manera que las risotadas impostadas que hoy emanan desde el PP sobre la moción de censura son como las del dicho de las hienas (que comen carroña y luego se ríen). Así lo comprobarán ellos mismos el 29-M mientras llaman, con las orejas gachas a las puertas de Vox. Y entonces entenderá Feijóo ‘lo impropio e improductivo’ de su liderazgo en el PP y la oposición.