Más de un amable lector me advierte de que las críticas que en algunas columnas he formulado a titulares de El País revela antipatía contra el periódico. Nada más lejos de la realidad, todo o c0ntrario, creo que he leído todos los diarios desde su salida al quiosco, incluso los primeros números cero en los que participé. El País me parece el diario español más influyente e interesante del último medio siglo que conviene seguir con atención diariamente. Las críticas son más fruto de la exigencia, de las expectativas que de cualquier antipatía o envidia.
En la edición de esta mañana Antonio Maqueda completa la primera página de la sección de economía de El País con una historia bien construida y documentada sobre el sector exterior, la balanza por cuenta corriente, que explica una de las principales razones por las que la temida (y por algunos anunciada) recesión no se ha producido.
La policrisis que venimos soportando desde hace un par de años (pandemia, escasez energética y encarecimiento de materias primas, ruptura de la cadena de suministros y guerra en ucrania) ha creado las condiciones necesarias aunque no suficientes para la recesión en España, en Europa y en el mundo. No suficientes por la capacidad de respuestas de las economías nacionales y de los agentes económicos para superar losmpr0blemas.
Es conocido que en España los déficits de balanza corriente han sido el aviso y la causa de las recesiones. Un fenómeno recurrente que ponía de relieve la baja competitividad de la economía española entre otras razones por la dependencia energética. Algo semejante podía haberse repetido estos años. No ha sido así por la resistencia y respuesta del tejido productivo español, de miles de empresas que han encajado el mayor coste energético mejorando la productividad y ganando cuota de mercado en el exterior.
La crónica de Maqueda lo explica con números. El dato global es que más del 40% de la producción va destinada al exterior y que las contribuciones de la balanza de servicios (una novedad de estos años) y el turismo han rellenado con creces el hueco que abre el precio de la energía (petróleo y gas). La ventaja de este cambio de tendencia es que las exportaciones no son coyunturales, no son “deportaciones” a pérdida por la caída de mercado interior sino aperturas de mercado estables, de empresarios, sobre todo medianos, que se han abierto a nuevos mercados y así han conseguido incrementar empleo e invertir para ganar productividad.
Ese el principal mérito de la economía española de estos años, que no tiene nada que ver con normas o subsidios, y que se asienta en la estabilidad monetaria del euro y en el marco de libertad y competencia del mercado europeo. La recesión no llegó cuando muchos la anunciaron porque los agentes económicos, empresarios y sindicatos, supieron leer el partido en juego y reaccionar a tiempo para no perder. La explicación que da El País es correcta e ilustrativa.