Entre la cómoda victoria lograda por el PP el 28-M y el optimismo que les transmiten las encuestas internas, que al parecer les facilitan desde GAD3, parece que un exceso de confianza, que raya en la euforia, se ha instalado en el núcleo duro de los dirigentes del Partido Popular que arropan a su líder Alberto N. Feijóo.
Hasta el punto de que algunos de esos dirigentes no descartan que el 23-J el PP con cerca del 35 % de los votos, pueda llegar a la cifra de los 160 diputados. Sobre todo si les funciona el discurso del voto útil entre electores del centro y la derecha y, en ese caso, acaparan gran parte del voto de Cs y recuperan muchos de los votos que años atrás se fueron a Vox.
Pero la idea de ‘inflar el perro’ del PP y de ‘exprimir el limón’ de Vox incluye riesgos inesperados si el partido de Santiago Abascal pierde el tercer puesto entre las fuerzas políticas nacionales y acaba desbordado por el partido Sumar de Yolanda Díaz con un resultado excepcional superior al 15 % de los votos y cerca de 50 escaños.
A los que se le podrían añadir los cerca de 35 escaños de los nacionalistas, con lo que el PSOE de Sánchez solo necesitaría 91 diputados para renovar la mayoría absoluta de los 176 escaños.
De manera que cuidado con el tándem de Sánchez y Díaz (si es que ella logra la unidad con Podemos) porque aunque, ‘sobre el papel’ de las encuestas figuran como perdedores, nada está escrito de una manera definitiva hasta la noche electoral del 23-J.
Ni parece que sea bueno y útil para el PP asfixiar a Vox con el discurso del ‘voto útil’ si ello le da alas a Sumar y le facilita el título de tercera formación política nacional.
Y tampoco conviene perder de vista que, en el cómputo nacional de las pasadas elecciones municipales, el PP superó al PSOE solo por 700.000 votos de diferencia, lo que en cierta manera demostró una capacidad de resistencia del PSOE.
Y fue ello, muy posiblemente, lo que animó a Sánchez a disolver las Cortes y adelantar las elecciones generales al 23 de Julio, lo que no esperaba nadie y además en plenas vacaciones de verano.
Sin embargo en el PP piensan que el 28-M se inició una tendencia y una dinámica hacia la victoria y el inicio del cambio político lo que para Feijóo y su más cercano equipo se considera imparable.
Entre otras cosas porque creen que el vuelco producido el 28-M en CC.AA. y Ayuntamientos aporta un desánimo entre electores del PSOE (entre los que muchos han perdido su empleo político) y un plus de votos para el PP en el ámbito territorial, Y a pesar de que aún no están en marcha los nuevos gobiernos regionales y locales ni el efecto de la influencia del PP.
En todo caso, el exceso de confianza que parece haberse instalado en la cúpula del PP puede ser prematuro y hasta temerario porque estamos en el preámbulo de una batalla que todavía está por librar. Y si la liebre se duerme mientras camina la tortuga se puede equivocar.