Ayuso desencadenada

Isabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez.

TWITTERIsabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez.

Dicen que Isabel Díaz Ayuso está desencadenada. Que quiere marcar el segundo gol antes de hacer el primero. O lo que es igual: que ya piensa en grande antes incluso de saber si repite como presidenta de la Comunidad de Madrid el próximo 28 de mayo. Todas las encuestas le dan ganadora y por paliza; incluso las muy proclives y ‘amigas’ apuntan hacia una mayoría absoluta. Y si esto es así, si los resultados son tan sobresalientes como ella espera, no habrá barreras que le impidan soñar con el infinito y volver.

Y ese pensar en grande, ese infinito y volver es, desde que Alberto Núñez Feijóo dijo aquello de que si no gana en diciembre dará un paso atrás, ascender de la primera a la sexta planta de Génova 13. Incluso hay quienes no descartan que no espere hasta a diciembre “si el ‘efecto Feijóo' se desintegra aún más y sigue tan pusilánime como hasta ahora”, en palabras del entorno ayusista, y a ella la apoyan mayoritariamente los madrileños el último domingo del próximo mes de mayo. Después de acabar con Pablo Casado nada es imposible.

Tan desencadena está la hermana de Tomás Díaz Ayuso, el que le vendía mascarillas a la Comunidad de Madrid sin que la presidenta se enterara, que incluso hablan ya de una tensa relación con Miguel Ángel Rodríguez; de discusiones y hasta gritos y de que ya no parece ejercer sobre ella la influencia de antaño, ni en la confección de listas electorales, ni en la formación del hipotético próximo Gobierno, ni en la estrategia política a seguir. Ella quiere bailar sola, afirman.

"Hablan ya de una tensa relación con Miguel Ángel Rodríguez; de discusiones y hasta gritos"

Tan frío se ha vuelto el ambiente entre ambos que no sería una barbaridad pensar que a lo mejor su jefe de gabinete pudiera dejar el puesto de señor Higgins y que la señorita Doolittle continuara su andadura en solitario tras el 28M.

En la dirección nacional popular la dejan hacer. Tan libres parece tener las manos que hasta le permiten asaltar las listas al ayuntamiento de la capital, sin que Feijóo ni el actual alcalde y también candidato, José Luis Martínez-Almeida, se hayan resistido excesivamente. La empoderada Ayuso quiere que se note que nada de Madrid relacionado con el PP le es ajeno.

Y, además, Almeida ha demostrado ser un rival bastante menor para la presidenta. De hombre de confianza de Pablo Casado, a quien traicionó antes de que cantara el gallo, el alcalde no ha tenido más remedio que bajar la cabeza ante la presidenta madrileña si quería sobrevivir.

El ‘affaire Ayuso’ le dejó marcado y ahora tiene que hacerse perdonar por haber maniobrado contra ella. Atrás, muy atrás, han quedado ya los tiempos en los que aspiraba a disputarle el control del PP madrileño a quien hoy lo preside. Ahora él es un groupie más de la presidenta.

Las encuestas, además, no son tan buenas para Almeida como lo son para Ayuso. Quizá son el reflejo que desprende una ciudad que en los últimos meses se ha vuelto más gris y sucia que antes de su llegada. Todos los sondeos le dan como el candidato más votado en el Ayuntamiento, pero nunca con el amplio margen que maneja su compañera. Es más, en uno de los sondeos, el de Sigma Dos para El Mundo, le da diez puntos menos en intención de voto: 48,2 para ella y 38,2 para él.

Rivera de la Cruz se convertirá, seguro, en la extensión de la presidenta madrileña en el consistorio, como ya lo fue en Ciudadanos, cuando la escritora formaba parte del equipo de Ignacio Aguado en la Comunidad de Madrid

El control absoluto que ejerce Ayuso sobre Almeida le ha permitido colocar a tres de sus actuales consejeros en la lista de Almeida. Marta Rivera de la Cruz, Carlos Izquierdo y David Pérez irán en puestos de salida. Además de máxima responsable de la Cultura de la capital, todo parece indicar que Rivera de la Cruz se convertirá, seguro, en la extensión de la presidenta madrileña en el consistorio, como ya lo fue en Ciudadanos, cuando la escritora formaba parte del equipo de Ignacio Aguado en la Comunidad de Madrid.

Ayuso se ha venido arriba y busca una victoria aplastante. Quiere la mayoría absoluta. Y la quiere para no depender, aunque sea mínimamente, de Vox y para demostrar a quien se quiera dar por aludido que hay otra forma de hacer oposición; que ella que tiene a Pedro Sánchez permanentemente en la punta de la lengua, con notables réditos electorales, no es la derechita cobarde; que puede ser tan-tan-tan conservadora como lo es la formación de Santiago Abascal, y que todo, absolutamente todo lo que puede ofrecer la ultraderecha también lo puede ofrecer ella.

Ayuso está decidida a ser Vox si es necesario. En la dirección nacional la ven como la más derechista de todos sus líderes autonómicos. Y a ella no le importa en absoluto, incluso le gusta. “No hay que olvidar -suele recordar a su entorno- que muchos de los líderes y votantes de Vox estaban antes en el PP, que sus raíces son el Partido Popular”.

Quiere también la mayoría absoluta para contrarrestar la que obtuvo Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía -otro que podría aspirar, con razón, a cambiar Sevilla por Madrid- y presionar a la dirección nacional, para que Feijóo la vea día tras día como una dura rival, como alguien que a la mínima va a saltar a la yugular de la dirección del partido.

Y la hermana de Tomás Díaz Ayuso está esperando ansiosa ese momento.