Deshojan la margarita para adivinar si habrá gobierno en octubre o elecciones en enero. Y nada está claro porque nadie lo sabe, ni siquiera los que más saben, es decir Sánchez y Puigdemont que tienen el pacto casi cerrado pero que les falta la decisión, es decir cómo presentarlo para que sea digerible a sus respectivos públicos. Es un plato bastante indigesto para ambas parroquias, para los socialistas y para los indepes. Como hay plazos en octubre sabremos si sale santo o virgen.
La cuestión medular en la negociación radica en qué ceden los indepes, es decir Puigdemont, para que en grupo parlamentario socialista (los que votan la investidura) digieran el plato que sirve Sánchez para seguir en el gobierno. Y por el otro lado otro tanto, qué debe obtener Puigdemont para que no le llamen (de nuevo) traidor, como el día que abrió y cerro la independencia en unos pocos minutos.
Todo está en el aire porque ambos platos se están cocinando y no ha llegado la hora de servir y digerir. Sin perder de vista que los votos de otros diputados y partidos pueden desistir en la recta final por no ver satisfecha sus pretensiones en este momento tan singular en el que todos aspiran a todo.
Al fondo de toda la trama está el hecho de que nadie (ni siquiera el PP) quiere nuevas elecciones porque las incógnitas de otra campaña electoral, y otra jornada electoral agónica, son excesivas. De manera que como nadie quiere volver a preguntar a una ciudadanía bastante cansada e irritada por la crisis política gana la hipótesis de que cualquier acuerdo, siquiera de mínimos, es el mejor subóptimo para todo el bloque que encabeza Sánchez.
A los del PP, en concreto a Feijóo, se le nota resignado a ejercer de líder de la oposición y esperar que el gobierno se desangre en las inevitables pendencias de dos docenas de partidos reclamando su parte sin atender a las necesidades del colectivo y de la sociedad.
Los analistas de JP Morgan informan a sus clientes de que las posibilidades de nuevas elecciones en España en enero son altas, pero ¿qué saben los de JP Morgan que no sepamos nosotros? No saben nada, solo extrapolan lo que les cuentas fuentes indirectas y los medios de comunicación. De manera que es una fuente poco fiable.
Pedro Sánchez, que sí es fuente para tener en cuenta, está seguro de que habrá acuerdo. Puede añadir voluntad a lo que ya sabe, pero es obvio que sabe bastante. Al otro lado Puigdemont sostiene la puja en el discurso público, pero aguas abajo intensifica el esfuerzo para apaciguar a los más ventilados.
Lo que está sobre la mesa es una oferta de exculpación o perdón de una forma eficiente que requiere un compensación, una renuncia compensatoria, aunque no sea sincera.