El partido por delante del gobierno

Los nuevos ministros de Sanidad e Industria, José Manuel Miñones Conde (i) y de Héctor Gómez Hernández.

EFELos nuevos ministros de Sanidad e Industria, José Manuel Miñones Conde (i) y de Héctor Gómez Hernández.

El relevo de ministros resulta irrelevante, dos que se van y dos que llegan y ninguno dejará huella por su gestión. Por tradición oral llamamos crisis a cualquier cambio de gobierno, pero esta última no tiene más historia que la conveniencia del Partido Socialista para embellecer, al menos en apariencia, su oferta electoral. Dos ministras que salen para encabezar listas municipales en plazas tan relevantes como Madrid y Las Palmas y dos ministros que entran para agradecerles otros servicios y prepararlos para nuevos destinos en Galicia y Canarias. La lógica interna del relevo es mera dinámica de partido, subordinación del ejecutivo al partido. La misma lógica que ha presidido las recientes designaciones tanto para organismo reguladores, incluido el Constitucional, como la Guardia Civil.

Una lógica que en nada contribuye a la calidad de la democracia, a la confianza en las instituciones. El dato de que los partidos figuren en el último lugar de la valoración de los ciudadanos no aconseja a contener la voluntad de control y ocupación de las instituciones. Lo está haciendo este gobierno, quizá con más entusiasmo e intensidad que los anteriores.

Si lo de la Guardia Civil resultó llamativo la semana pasada lo ocurrido ahora no lo es menos. Las dos ministras trasladadas a ganar votos unos meses antes de concluir su mandato ordinario dejan hueco para que otros dos compañeros de partido hagan méritos. Y entre lo más llamativo está lo de la Sanidad, una cartera vacía de contenido como se pudo comprobar en la pandemia, pero que ocupa uno de los asuntos que más preocupan a los españoles y que requiere especialización, es decir llegar al cargo con las lecciones aprendidas, con un currículum que acredite conocimiento.

Lo de la Sanidad (cinco ministros en cinco años) no es nuevo, se trata de la cartera con mayor volatilidad durante la democracia (26 ministros en 46 años) pero lo actual roza el esperpento, ya que dobla la mortalidad, de un ministro veinte meses a uno cada doce, ¡qué disparate!. Eso si los salientes y los entrantes saludados como excelentes en su desempeño.

Colocar el partido por delante del gobierno acredita inseguridad jurídica, carencia de estrategia y desdén por el espíritu constitucional. Ortega repetiría aquello de “no es esto, no es esto”.

Sobre el autor de esta publicación

Fernando González Urbaneja

Nacido en Burgos en 1950, licenciado en Ciencias Políticas y titulado en Periodismo.

Desde 1999 hasta el año 2006 profesor asociado del departamento de Historia Económica en la Universidad Carlos III.

En la actualidad es colaborador habitual de los diarios ABC y otras publicaciones. Desde noviembre de 2003 a diciembre de 2011 preside la Asociación de la Prensa de Madrid y desde abril del 2004 hasta septiembre de 2008 Presidente de la Federación de Periodistas de España (FAPE).

Autor de los libros “Rumasa” (Planeta, 1983); “Banca y poder, la pasión por ser banquero” (Espasa Calpe, 1993); “Ética en la empresa informativa” en “Ética y empresa, visión multidisciplinar”, (Fundación Argentaria-Visor, 1997).

El Gobierno le designó en mayo de 2004 como miembro del comité de expertos para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado.

Actualmente es Decano del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Facultad de Ciencias de la Comunicación Universidad Antonio de Nebrija.